Padres de la iglesia
Entre los católicos se venera a la Biblia, escrita por influjo del Espíritu Santo. Además, se honra a la Tradición, que es el traspaso de lo dado por Cristo a los Apóstoles y confirmado por el Espíritu. Cada día crece la se comprende mejor todo eso, por obra del Espíritu Santo.
Los escritos de los Padres revelan la vida de esa Tradición, que nos da a conocer el canon de los Libros sagrados. Se llaman Padres de la Iglesia o Santos Padres a los teólogos de los primeros 700 años de la Fe que, en su testimonio concorde, son la base del Credo.
En la Iglesia hay doctores célebres S. Bernardo, S. Tomás, S. Anselmo, pero ninguno con la autoridad de ser testigos de la Iglesia primitiva, como S. Justino, S. Ireneo, S. Hipólito.
Los Padres prepararon los dogmas de los primeros Concilios ecuménicos contra las herejías del inicio. Hay que distinguir a los Padres que gozan de ciencia, autoridad y santidad, de los meros Escritores (como Orígenes, Tertuliano y otros) que, aún dotados de una lucidez del Evangelio, se los condenó por ciertos errores y por eso no son santos. Los Padres se dividen en griegos, sirios y latinos, dependiendo estos últimos del influjo de los primeros. Con todo, sus opiniones concordes forman un “cuerpo” doctrinal inmenso. Baste decir que la toda la Biblia puede reconstruirse usando las citas de los Padres. (In 16)