Las intenciones de las Misas:

Muchos llegan pidiendo que se nombre en la Misa a su difunto o a su enfermo, a su hijo que cumple años, o a su aniversario de casamiento. Se conforman con ser nombrados. Se escriben esos nombres, aunque la Misa no se ofrece por ellos, sino sólo se los recuerda sin nombrarlos.
La Misa, es el rito en el cual se hace presente la fuerza salvadora de la Pasión, Muerte, y Resurrección de Jesús. Desde siempre la Iglesia ha aplicado esa fuerza por las almas de los difuntos y la salud de los vivos. Creemos que el sacrificio de Cristo se aplica a las almas difuntas o vivas para su salvación. No se trata de nombrar en la Misa, sino de que el sacerdote que ofrece el Santo Sacrificio, aplique la intención de la Misa por quien ha sido pedida.
Hay unas personas por las que tenemos obligación de hacer celebrar la Misa: son quienes en la familia «expían» por los pecados de los demás. En cada familia hay un hijo, hija, padre, madre, abuelos o abuela que expía las culpas de los otros. Se suelen enfermar de modo grave y nos desesperamos, sobre todo cuando son niños. Como el tema de la «expiación» no lo predican mas los sacerdotes, la gente lo ha olvidado. Jesucristo ha «expiado» con su pasión y con su muerte por cada uno de nosotros. Y muchos otros se unen a la «expiación» de Jesús para salvar a su familia.
Creemos que Jesús prometió la Vida eterna y queremos que los difuntos pasen del purgatorio a la comunidad del Cielo. Jesús dijo: Yo soy la vida, y por eso queremos que los parientes y amigos gocen de buena salud mientras vivan en esta tierra. Jesús dio gracias al Padre, y por eso, ofrecemos la Misa en acción de gracias por el amor que Dios nos da.
Los aniversarios de los difuntos, las fechas intimas, cuando debemos agradecer, la gente por la cual debemos orar son la ocasión para mandar celebrar la Misa. Los fieles de San Gabriel Arcángel sean excelentes y encarguen la Misa con anticipo y buenas consciencia.