Vida

La inundación de celulares

Hoy es posible tratarse rápido y sin cesar. Así somos más eficaces y nos roban el poco silencio que nos saca de la presión social. Somos muy accesibles.

Además, me irrita el uso del celular en la vida pública y que no se use en privado. Es un invento genial que salvó vidas. Se necesita para casos urgentes y pedir ayuda. El celular cambia el modo de trato a los demás: deforman la atención e identidad.  

1º. El celular, el guasap, el correo-e y lo parecido nos hace estar cerca de todos y de nadie.  Unidos a toda hora, más solos que nunca. Los estudios muestran que la gente que se comunica al instante y con todos, tiene menos amigos íntimos y la vida familiar se complica. El celular nos divide en vez de unirnos. Y produce un desorden llamado atención parcial continua. ¿Cómo podemos estar unidos al centro íntimo, si nos llenan la vida con esos llamados y mensajes? El arte para muchas tareas (oír música, trabajar en una PC y hablar) nos hace maleducados e incapaces de atender a la gente.

2º. Luego, el celular cambia el ser de gente que actúa sin buenos modales en público y molesta a los demás. El mundo no es una casilla de teléfono. En los locutorios te separan.     Ser eficaz es bueno, pero es grave que un pueblo pierda su ser. El invento de la casilla telefónica se hizo como se inventó la oficina, sala, comedor, alcoba, y templo.  Hoy en un lugar público hay que soportar charlas de lucro, vida íntima, y bobadas, que es mejor hacer en parques, o en una casilla. Así el mundo se hace casilla, oficina, alcoba, cocina y ámbito de jueguitos. El celular no se hizo para mejora de la higiene mental y social: es bueno, pero el sentido común y los modales no han ido tan rápido como la tecnología. Espero que le pase como a los lofts, en donde hasta el inodoro se veía, y ya nadie los quiere.   (In 14.5)

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