Los perros fuertes

Había una vez unos perros que ladraban a la gente que se acercaba a ellos. Así les provocaban miedo.

Un día se presentó a ellos el ángel Gabriel y poniéndose de costado, les dijo: Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios. Debo hacerles una pregunta.

Los perros se sentaron tranquilos y dijeron: Estimado ángel. Nos damos cuenta que no nos tienes miedo. Entonces,  ¿cuál es el motivo de tu visita? ¿Acaso te han dicho los niños que nosotros les ladramos?  

Repuso el Ángel de María: Queridos cánidos. Si, la gente quiere saber por qué ladran cuando alguien se les acerca.

Un can que sabía expresarse, dijo:  Ladramos porque la gente ignorante no sabe que a los perros nadie debe acercarse de frente. ¿Acaso tú mismo no te pusiste de costado para hablarnos y nos sentamos muy tranquilos.

El Ángel afirmó:  Comprendo que ustedes cuando ven a alguien venir de frente sienten que es un desafío a su fortaleza.

Un perro valiente dijo:  Sí, así somos por natura, cuando alguien se acerca de frente pensamos que viene a molestarnos. Debes explicar a los niños que cuando nos ven, pueden quedarse de pie, sin miedo, mirando el suelo, diciendo esta plegaria: “San Roque, San Roque, que este perro no me toque”, hasta que lo hayamos olfateado. También tienes que decirles que siempre se pongan de costado para jugar con nosotros. Entonces podrán tocar nuestro lomo y no habrá problemas.