Fábulas infantiles

Los cardenales copetudos

Fábulas de San Gabriel Arcángel para niños

Los cardenales copetudos

Había una vez unos cardenales con penachos rojo vivo, pecho y abdomen  blanco; el lomo gris acero, la garganta y la cabeza también eran de  color rojo. Paseaban por el campo gritando teru, teru.

Un día se les presentó el Ángel Gabriel y les dijo: Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios.

Los cardenales hicieron una reverencia y dijeron: ¡Ángel santo! ¡Qué linda visita!        

Repuso el Ángel de María: Simpáticos cardenales. Los he visto por las plazas de Buenos Aires y cerca de los ríos, y conozco a sus primos de Montevideo, que tienen el lomo verde y el pecho amarillo. Los he oído cantar durante sus vuelos. ¿Por qué aceptan vivir encerrados en jaulas, si ustedes alegran tanto la vida de las ciudades latinoamericanas?

El jefe de los cardenales replicó: Es así: no nos disgusta vivir encerrados, porque es más fácil cuidar del nido.  

El Ángel dijo: Sí, observé que ustedes no se separan de sus hijitos hasta que puedan volar. 

El cardenal de mayor edad añadió: Además de eso, sólo permitimos que nuestros hijos se vayan de nuestro lado cuando pueden bastarse a sí mismos. Porque les enseñamos a cantar melodías y nos preocupamos de que vivan con buen humor. Podrías hablar con los humanos. ¿Por qué no tratan mejor a sus hijos y dejan el mal genio propio de la ciudad? ¿Por qué no están al crecimiento moral de sus hijos? Nosotros vivimos contentos y no nos consideramos mejores que nadie por tener ese moño rojo sobre nuestras cabezas

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