Catequesis,  Guía y consejo

Valor de las Imágenes sagradas

La veneración de las imágenes es un modo del honor a Cristo, rey de los santos. Las Imágenes bellas, reflejan la belleza de Dios, traen a la mente la obra salvadora de Jesús, y nos presentan a quienes dieron su vida por Jesús.

Al contemplar una imagen, más nos atrae la imitación del original. Dice S. Basilio: El honor a una imagen va al original.

Por eso, el Concilio de Trento afirmó: Mandamos a quienes deben enseñar, que instruyan con exactitud a los fieles sobre el uso legítimo de las imágenes, según la costumbre de la Iglesia Católica, recibida desde los tiempos primitivos de la religión cristiana, y según el consenso de los SS. Padres, y los decretos de los concilios. Enseñen que los santos que reinan junto con Cristo, ruegan a Dios por nosotros; que es bueno y útil invocarlos con humildad, y recurrir a sus oraciones, amparo y ayuda para que Dios conceda los beneficios por su Hijo Jesús único señor, redentor y salvador.

Eso pasa aquí en San Gabriel Arcángel. La asidua contemplación de las imágenes santas que se veneran, nos transmiten la santidad y la fuerza que ellos recibieron de Jesús para bien nuestro. A los católicos nos atrae tocar, besar y abrazar las imágenes, con el corazón puesto en Jesús. Lo hacemos en horas serias, al besar la Imagen del Niño Jesús en Nochebuena y Navidad; y el Viernes Santo al abrazar la Imagen de María Dolorosa.

Sergio Bulgakov (+1944) profesor en el Instituto S. Sergio de París decía que un ícono no es una mera figura, sino un medio de encuentro con la Gracia; presencia de Jesús, de su Bendita Madre o de los santos. Oramos ante el ícono, sin pensar en la madera y los colores, sino como ante Jesús o los santos.

Por desgracia, franceses y alemanes, desde 1950 rompieron con la Tradición de la Iglesia desde las catacumbas. Los católicos veneraron las imágenes y esa veneración fue aprobada por concilios y documentos de los pastores. Pienso en muchas iglesias católicas que hechas en los últimos 50 años, sin imágenes y vacías, como templos protestantes. Es una desgracia.

Algunos sacerdotes se extrañan que aquí en San Gabriel Arcángel haya varias imágenes. Algunos dijeron: ¿Cómo un experto en liturgia acepta tantas imágenes en la iglesia? Yo comprendo esa ignorancia supina y la falta de formación en el seminario. Soy testigo del amor por Jesús, por María y por los santos de los fieles y devotos que aquí vienen: se van llenos de vitalidad, paz y alegría. Esas palabras son el título del boletín que publiqué durante años.

Osvaldo Santagada

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