Una práctica noble:
Mucha gente se hace la señal de la cruz cuando pasa delante de nuestra iglesia. Incluso los que llegan a la cola de los colectivos, también se hacen la señal de la cruz.
Hacer la señal de la Cruz es una de las prácticas que los católicos realizamos con fe. Se trata de un saludo a la presencia real de Jesucristo en el Sagrario. Lo hacen los campesinos en su pueblo de tres mil habitantes, y nosotros en una urbe inmensa.
La señal de la Cruz es lo primero que nos hicieron antes del Bautismo. Nos marcaron con la Cruz de Jesús desde el instante en que nos entraban a la Iglesia. Esa señal de los cristianos indica que cada uno debe cargar con su Cruz y seguir a Jesús.
Cuando hacemos la señal de la Cruz al pasar por una Iglesia, recordamos además que Jesús nos acompaña a nuestro trabajo, oficina, hospital o visita. Nunca estamos solos, porque prometió no dejarnos huérfanos. Por eso, la señal de la Cruz es saludo, ante todo, y luego, recordatorio de que no debemos angustiarnos por la locura o perversidad en este mundo. Además es una oración de petición o gratitud.
Les propongo hacer la señal de la Cruz cada vez que pasen por una Iglesia, y también antes de comer cualquier cosa o tomar una bebida. No importa qué tipo de formación religiosa se tuvo: la señal de la Cruz es una confesión de que Cristo es el Salvador de los humanos. Los islámicos consiguieron que la FIFA prohíba la señal de la Cruz a los católicos en las canchas: los jugadores inventaron nuevas formas.
Los católicos tenemos en nuestras iglesias la Cruz con el Crucificado. Otros cristianos solo tienen el madero de la Cruz, sin el crucificado.
Poco importa cómo sea el amor a Jesús en concreto; lo valioso es que cada uno es un crucificado, cada uno sabe lo que sufre: abandono, infidelidad, soledad, deslealtad, duro trabajo y magra compensación, enfermos graves que habían sido tan amados cuando estaban sanos y ahora ya no pueden moverse solos o están en fase terminal; padres separados; hermanos desunidos en una misma familia. La Cruz forma parte de nuestra vida. Jesús lo indico muchas veces. Sin embargo la voluntad de Dios no es que vivamos crucificados sino felices. Si, en las pequeñas satisfacciones de la vida.
Hagan la prueba y verán que bien se sienten. No se preocupen si alguien los mira de modo raro. No se puede complacer a la gente ni a las modas. Lo básico es mostrar que creemos en la presencia de Cristo, en el Sacramento y en nosotros.
Un comentario
domingo polin
Que hermoso!