Una mujer única: María
ÍNDICE
Escuchar la Palabra de Dios y perseverar en ella
María es el símbolo del origen y el destino final de los humanos
La enseñanza oficial católica ve en María a una mujer única en su origen y en su destino. La doctrina de la Inmaculada Concepción mantiene que María nació sin pecado original. Y la doctrina de la Asunción sostiene que María al final de su vida fue llevada en cuerpo y alma al Cielo. La Inmaculada Concepción nos recuerda que aunque la humanidad se aleja de Dios, su conexión con El no está totalmente perdida. La Asunción nos recuerda que lo que constituye a la persona humana no se pierde por completo en la transición de la muerte. Estamos destinados a vivir con Dios y eso depende de nuestra elección libre.
Isabel y Jesús alaban a María por haber escuchado la Palabra de Dios
La alabanza de Isabel a María la define como una discípula fiel. Lo mismo hace Jesús en su momento. Ambos definen a María, y en ella muestran la vocación de cada cristiano. En el tríptico de la Anunciación, la Visita a Isabel y el Canto de María, ella surge como una persona abierta, humilde, valiente, perseverante y justa. María escucha la Palabra del Señor como si hablase cara a cara con Dios, sin interferencias como nosotros.
No queremos problemas
La Palabra de Dios nos impulsa a transformar la sociedad. Pero eso es muy molesto y nos mete en conflictos, y no queremos conflictos. Por eso, nos sentimos inseguros frente a la política, porque asumimos que todos son mentirosos. Generalizamos. Y dejamos de soñar en un cambio para mejor. En una palabra, preferimos vivir muriendo en lugar de esperar morir viviendo. Es más importante la vida que la muerte. Esa es la lección de la Asunción.