Guía y consejo

Testimonio de un músico

En el año 1988, promediaba mis estudios formales de música en el entonces Conservatorio Nacional de Música Carlos López Buchardo. En mi niñez, había conocido al Padre Osvaldo, cuando fue párroco de la Inmaculada Concepción de Villa Devoto. Él me invitó a interpretar música en las celebraciones de los sábados en la Parroquia Jesús Misericordioso de Coghlan. Allí conocí a +Orlando Barbieri y Gustavo Marino con quienes ejecutábamos juntos. En 1993, los tres, lo acompañamos a la Parroquia  San Gabriel Arcángel de Buenos Aires, en la época en que la fachada de esa parroquia era un local comercial y su largo era la mitad de lo que es hoy. Asombra ver cuánto cambió el edificio en estos años. Poco después, cuando ingresé al Cuarteto de guitarras “Entrecuerdas”, Monseñor Osvaldo, fiel amante de la música, que valora y reconoce, como pocos, el trabajo de los músicos, invita al cuarteto a formar parte del grupo de músicos estables. Esas cualidades las heredó de su padres y sus abuelos y las hizo fortificar como discípulo del gran músico argentino +Roberto Caamaño. Desde entonces se han sucedido una gran cantidad de conciertos no sólo de los estables sino también de otros músicos y agrupaciones,  las orquestas de jazz “Pimienta Negra” y “Antigua Jazz Band” que integro y dirijo. San Gabriel fue creciendo edilicia y artísticamente. No sólo por la música sino también por todas las obras de artistas plásticos y artesanos que la visten y dan identidad. Por estas razones, San Gabriel es un lugar sagrado que hace honor a la relación arte-religión.

Pablo Scenna

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