Somos ciudadanos, no espectadores
Los argentinos estamos divididos en temas decisivos con hondos efectos morales. Son pocos, pero graves: la seguridad de los ciudadanos frente a la impunidad; la educación de los niños y jóvenes a quienes se proponen modelos inmorales; los gobernantes que no cumplen la Constitución; gobernar por decretos; la falta de justicia; la corrupción de titulares, jefes sindicales y otros; el dominio ejercido por el Ejecutivo; la falta de opositores unidos; el desastre de la televisión y la aceptación de quienes deberían cuidar a los más débiles: las falsas cifras; la propuesta de actos criminales (como el aborto).
La unidad de un país es algo difícil. Cuando llegaron inmigrantes, cada uno se unió a algún grupo. No vivieron en una nación aparte, sino crearon la unidad de la gente. Entre todas, la más antigua y de mayor peso es la Iglesia Católica, en sus miembros virtuosos, que crear la unidad en un país de tipos tan diversos en clima, geografía, estilos, distancias, etc. Algunos sacerdotes fieles y laicos sabios fomentan donde pueden.
En los parajes más pobres hay hermanas que dan de comer a la gente, enseñan a cantar el Himno y venerar la Patria, junto a las bases de la fe en Dios.
Para asegurar la unidad se precisa que vuelva a regir el valor de la ley, una ley justa y equitativa; a sobresalir el país entre los mejor educados del mundo; a impulsar el valor del trabajo duro para levantar a una nación; y que nos gobiernen estadistas y nó, copiadores del totalitarismo.
Para que haya unidad deben devolvernos la confianza en las instituciones y las exigencias de justicia, y cada uno recobrar el respeto por los demás. Cuando los candidatos usan frases floridas y carecen de programas, plataformas y conocimiento de la realidad, el país va hacia el fracaso.
Cumplimos el deber de votar. Queremos que quienes accedan al poder político sean responsables y no gobiernen “a dedo”. Precisamos hombres que no mientan ni lucren por debajo. Así dejaremos de ser espectadores de la ruina, y volveremos a ser ciudadanos.