Testimonios

Rosita Arce y la IBM

Iba cada sábado a Gral. Rodríguez a servir en el Hogar de los ciegos y sus familias. Los domingos, en cambio, actuaba en la Hospital Muñiz. Ahí la conocí en 1954 por su cuidado a los enfermos de toda clase. Con ella, y el capellán Luis Sánchez fundamos el “Consejo pastoral del hospital” que reunía a los diferentes católicos que llegaban a ayudar. Cada semana se compartían problemas y soluciones.

Rosita era la secretaria del CEO de la IBM en la Argentina. Me prohibió visitarla en el edificio céntrico de su trabajo, porque hacía su apostolado de modo silencioso sin proclamarse religiosa. Así logró que muchos se acercaran a Dios por su testimonio amoroso (los empleados sabían algo de su vida cristiana, pero hacían como que no…). Eran los tiempos en que no había computadoras ni celulares y las comunicaciones al mundo se hacían con unas máquinas enormes llamadas telex.

Su sonrisa era inolvidable. Iba cada día a la Misa más temprana y se dedicaba a la meditación para obtener paz. Así podía ayudar a la jóvenes de provincia que llegaban a la estación Constitución para que no cayeran en manos de los mercaderes de mujeres. Fue mi secretaria fecunda y eficaz desde 1960 hasta 1988. Murió en Almagro y se cubrió ese barrio de un aroma de jazmín que hacía decir a la gente: “Debe haber muerto una santa”.

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