Radio, prensa y televisión: la mentira organizada
Provocan estupor los lamentos de algunos comunicadores sociales ante los males de la política, economía y sociedad: abusos, corrupción, falsedad. ¡Que extravagancia es lamentarse de los males que uno contribuye a crear! Los comunicadores sociales y los dueños de esos medios (grandes o pequeños) despiden a las personas con perfil decente y contratan a los que aceptan ser zafados. No sólo eso: usan los medios para sus fines políticos, negociados con otros países, y sobre todo, ganar mucho dinero.
Así oímos por radio y vemos por tele, o leemos diarios, temas de gran corrupción como si fuera lo más natural. Reina lo inmoral en la vida diaria con el apoyo a figuras políticas o económicas corruptas, o de la escena televisiva que insiste hasta el asco en descalificar a quienes desprecian. Se deja entrar en la casa a la mentira y violencia que cuentan la gente por radio o tevé. Se acepta que la gente de la farándula relaten episodios escabrosos y se deleiten en aparecer en público, y si son ricos y famosos, como ciertos políticos, príncipes o cantantes, tanto mejor. Se miran espectáculos dignos de la basura, y se tolera que lo vean los niños en el hogar.
Frente a esto no queda otro remedio que desear que llegue un partido de fútbol o basket, o un festival de folklore para sentir respiro ante tanta inmundicia.
La gente ignora que lo inmundo está previsto y buscado. ¿Por qué, si no, ya no hay animadores decentes, de perfil impecable? Si grandes y niños, son nutridos por vicios ¿cómo querer que la sociedad sea limpia?
La crisis argentina es psicológica, no económica, ni política, ni social. Pasamos el día con quejas a todo, menos de los políticos corruptos y los sindicalistas millonarios. ¿Por qué oímos tanta cosa burda y vemos tanta zafiedad. ¿Por qué creer noticias fabricadas de los profesionales de la manipulación