¿Qué hacer después del fracaso?

Hay que retirarse al silencio para recobrar fuerzas.

Ante un revés, muchos se abaten.  Es un gran bajón, una pérdida de empuje, un  olvido del pasado y del futuro. Viven en el hoy y contestan como robots.

Hay muchos golpeados por un accidente, una enfermedad o una derrota. A veces pasa que las desgracias llegan de a dos. La gente se quiebra y se oculta. Huye el contacto social. Llegan a orar, pero sólo si no hay nadie.

Después de un tiempo recuperan su fuerza, se curan e inician algo con ganas. Ese tiempo de «bajón» es un mecanismo de defensa para frenar la acción hasta que podamos recobrar la vida. Es un retiro útil,  como hacen los animales heridos. Algunos se enferman por el fracaso. Se encierran, quedan con miedo por  lo que les pasó y cortan el amor y la amistad.

V. Frankl estuvo en un campo de concentración y perduró por que halló el  sentido a la vida, hasta en los peores momentos. Volvió y se dedicó a ayudar a los demás. Algunos sufren cosas que claman al Cielo. Y  si les toca actuar, con sencillez muestran que se puede renacer pese a  los fracasos.

El bajón es como un sueño que nos fortalece. Algunos piensan que a los decaídos les falta brillo y vida intensa. No hagan  juicios rápidos. Son famosas los  dichos: pese a su edad, brilla su mente, pese a sus pena pesar su ánimo no decayó”.