¡Qué bien estamos aquí!
Cuando Pedro, Santiago y Juan vieron a Jesús transfigurado en la montaña, exclamarón: ¡Qué bien estamos aquí!
Eso mismo decimos nosotros cuando nos reunimos en San Gabriel Arcángel, rodeados de flores, música bella, cantos que tocan el alma, textiles que nos dan la alegría del Resucitado y velas aromáticas.
¡Qué bien estamos aquí!
Porque el Espíritu Santo nos quita el miedo que bloquea y enferma a la gente.
Porque aquí nadie nos ofende ni maltrata.
Porque aquí llenamos el alma con la belleza que nos acerca a Dios.
Porque aquí recuperamos el buen humor y la sonrisa.
Porque necesitamos vaciar nuestros enojos y broncas.
Porque aquí aprendemos a aceptarnos como somos.
Porque de aquí los llevamos un mensaje de esperanza y alegría.
Porque aquí nos scaamos las emociones negativas que arruinan la salud y nos dejamos mover por el Espíritu Santo hacia lo positivo.
Porque aquí dejamos la ingratitud de los argentinos y recibimos la gratitud de Jesús a manos llenas.
Porque aquí nos sentimos unidos a toda la gente buena y amorosa.
Porque aquí estamos en compañía de San Gabriel Arcángel que nos guía y aconseja.
Porque aquí aprendemos que sin el alma y la vida espiritual, los hombres son disminuidos y viven vacíos.
Entonces repetimos las palabras de los apóstoles.
¡Qué bien estamos aquí!
