¿Por qué ya no conversamos?
En muchas casas sólo se oyen monosílabos a nuestras preguntas y la vida se convierte en un infierno.
Comprender para interpretar. Después de entender algo necesitamos pasar a interpretar ese algo. Sin interpretación no es posible dar un juicio sobre la realidad. ¿Qué sentido tiene tal acontecimiento, persona, símbolo, ritual, texto, celebración, costumbre? Hay que interpretar. Pondré un ejemplo: es un anacronismo que en esta época las iglesias cristianas sigan usando un cirio de cera para expresar a Cristo resucitado. ¿No sería mejor, ahora que tenemos fanales marítimos eléctricos que dan una luz enorme, cambiar el cirio pascual de cera por un fanal así? Hay que interpretar el uso o costumbre que tienen las iglesias: ¿se trata de un apego al pasado o hay algo más profundo que no aparece de inmediato? En otras palabras, ¿la Iglesia mantiene el cirio porque así se hizo desde hace siglos y para repetir lo que se hizo antes sin muchas preguntas, o hay alguna otra razón por la cual nos apegamos al cirio pascual de cera de abejas? Hay que interpretar. La interpretación nos lleva a conversar, a sacar este tema en la mesa, entre amigos, en un viaje, en una sala de espera. .
Interpretar es conversar. Así la interpretación necesita de la conversación. Plantear el problema tan sencillo para algunos de adaptarse a la nueva situación histórica y sacar cirios de cera para poner reflectores eléctricos. Se trata de una conversación en serio, no de las charlas circunstanciales que se tienen casi siempre, con preguntas que se responden por si o por no. La conversación es una cosa seria que tiene sus reglas y que necesita respuestas claras de muchos elementos antes de llegar al si o al no. En realidad, la conversación es un “juego”. Y los juegos son serios. No se atrevan a molestar a unos jugadores de truco, aunque en apariencia se estén divirtiendo con sus mentiras y señas: es muy serio lo que hacen, que les hace olvidar todo lo demás. Lo mismo sucede en cualquier juego, incluso los de los niños: se toman las cosas en serio. La conversación es un juego, cuyo centro no son las cartas, ni la pelota de fútbol, ni las piezas de ajedrez. El centro de este juego que es la conversación es “el preguntar”.
Conversar es hacer preguntas y responderlas La conversación tiene como centro hacer preguntas, muchas preguntas, y obtener respuestas, todas las que se puedan conseguir. A través de esas preguntas, y eventuales respuestas, conseguimos interpretar y llegamos al juicio de la realidad. En el ejemplo que propuse, del cirio pascual, la pregunta mencionada empieza a tener respuestas. La Iglesia mantiene el cirio pascual por la cera de las abejas. ¿Por qué la cera de las abejas es tan importante para la Iglesia? La cera es importante porque la Iglesia quiere estar cerca de los productos de la naturaleza, las cosas naturales tal como aparecen en ella, así entonces, cera, flores, incienso, luz de día, agua, vino, pan. Como se ve la interpretación no es caprichosa sino llega a algunos juicios nuevos que descubren aspectos nunca pensados. Al final hemos “comprendido” algo que no sabíamos, pero que estaba latente en nuestra propia pregunta.
Mons. Osvaldo D. Santagada
El párroco más anciano de la ciudad de Buenos Aires