Educación

¿Por qué Jesús es contrario a las posesiones materiales?

Lo mismo sucede en todas las tradiciones espirituales

Las posesiones materiales son la punta del iceberg

Esto es mío: ¿por qué lo usaste? Este es mi dinero ¿por qué lo tocaste? Cada uno es dueño de algo y todos tenemos un espíritu de posesión. Las posesiones materiales son la punta del iceberg. El iceberg es el impulso interior a poseer y a acumular. Este impulso nace de una profunda inseguridad. Es la inseguridad y el miedo a la muerte. Es un ataque de ansiedad de cada día. ¿Quién me va a robar lo mío? Cuando tenemos bastante acumulado sentimos que nuestro futuro está protegido. Y cuando más tenemos, más seguros nos sentimos. Eso le pasa al cartonero y a los magistrados.

Inseguridad y acumulación son principios de injusticia

Las tradiciones espirituales reflexionan sobre esa consciencia de inseguridad que lleva a preparar una estrategia de acumulación. Entonces, esas tradiciones espirituales descubren los defectos morales de esa estrategia. Cuando acumulamos riqueza, tenemos que protegerla. Por eso, dedicamos mucho tiempo y energía a cuidar lo nuestro, porque la posesión nos da seguridad. Eso nos separa de la gente, porque pueden ser una amenaza a nuestra plata. El pasado 29, un celebrante de las Misas, quedó encantado de mi alba, porque como está obeso nada le entra y en verano siente el calor. Se la regalé, y quedó encantado, pero quienes estaban allí se sintieron mal. Justo el alba que tanto le gusta, con tela especial de Tailandia! ¿Cómo se le ocurre? Se me ocurre porque la acumulación es principio de la injusticia. San Pablo lo dice a Timoteo: El amor al dinero es la raíz de todos los males y en su insaciable búsqueda de riquezas algunos abandonaron la Fe y están afectados de muchos males (1 Timoteo 6:10).

La acumulación niega la muerte

El rico que quiere construir nuevos graneros es para Jesús un estúpido: ¿Todo eso para quién va a ser? Lucas 12: 16ss). La vida en este mundo es insegura. Nada puede cambiar esa realidad. Por eso el principio de la libertad espiritual es aceptar la realidad de la muerte. Hay que vivir en este mundo, sabiendo que somos ciudadanos de otro mundo. Aunque tengamos posesiones, hay que vivir como si no se tuvieran, sino las posesiones nos poseen a nosotros, y no podemos entrar ni en Dios ni en las necesidades del prójimo.

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