
Nuevas obras de misericordia espirituales
10ª. Aceptar las sugerencias
Es preciso distinguir entre sugerencias y críticas. Sólo las personas con un valor moral para nosotros, pueden hacer sugerencias.
Las sugerencias deben provenir de una persona prudente, es decir, de alguien acostumbrado a pensar y meditar antes de hablar o actuar.
Una sugerencia es una reflexión que ayuda a mejorar la vida, de lo contrario es un ataque a alguna debilidad nuestra.
Las sugerencias pueden venir de personas menos talentosas que nosotros, pero con mayor experiencia o intuición. Ni hay que tener miedo de hacer sugerencias a los superiores en una empresa o institución.
No hay que asustarse de las sugerencias para nuestro cambio y mejora. A veces las sugerencias pueden parecer un mandato, como las de Jesús.
Después de recibir una sugerencia no hay que apurarse a reaccionar, sino dar tiempo para que la oración, la meditación y el silencio nos ayuden a juzgar lo acertado o no de lo que hemos recibido.
Es valioso dar gracias a Dios por las personas que se ocupan de nosotros, aunque no habíamos pensado que podíamos mejorar un defecto o error. Los directores espirituales, después de un tiempo de escucharnos, conocen mejor que nosotros lo que necesitamos o lo que podríamos hacer con nuestros dones desaprovechados.
También hay que dar las gracias a quienes nos ayudan a ser mejores. Esta obra de misericordia es muy oportuna para quienes viven en un ritmo vertiginoso o con gran estrés y tienen poco tiempo para reflexionar sobre sí mismos. Porque existe la posibilidad que nos engañemos por algunos falsos elogios.

