
Nuevas obras de misericordia coorporales
10ª. Dominar la gula en privado y en público
El pecado de gula es el que los cristianos de hoy hacen todo lo posible para ignorar. Es uno de los 7 pecados capitales y conduce a muchos otros. Consiste en el deseo desordenado de comer y beber.
La gula embota la mente, lleva al exceso de hablar y gestos, a la lujuria, deprime los afectos, y daña el cuerpo. Sobre todo, hace perder el control de las propias acciones y arruina la sociedad. Bien se conoce el efecto de la bebida en los chicos.
No se puede quitar la necesidad de alimento que Dios dotó de un cierto placer, si se mantiene en los límites justos. Los daños que causa la bebida en exceso se conocen bien, lo mismo hay que decir del uso abusivo de la comida.
El deseo de anestesia emocional causa la gula. Se quiere calmar ira, tristeza, estrés, tedio y soledad al comer y beber. En vez de eso hay que poner reglas para dominar el desorden, en casa, oficina o calle. Y luchar para hacer una dieta que nutra sin abusos.
Hay que evitar “picar” mientras se ve alguna serie, o se camina. Hay productos que se venden y que se dan a los niños desde pequeños, que después es difícil desarraigar. Las abuelas deben aprender a no dar a los niños lo que ven cuando pasan por los kioscos. Y cuando se siente el estrés es mejor masticar un chicle sin azúcar hasta que llegue el momento de la comida. (In 14.5)

