Catequesis

Los pequeños

Querer hacerse grandes es una locura

Destruir jerarquías para llegar a la escala espiritual

Cuando S. Francisco de Asís besó al leproso, éste se hizo Jesucristo. Antes de besarlo era un pobre leproso. En el acto de besarlo se hace Cristo. Y cuando aparece Cristo, aparece el Padre. Así se comienza con el menor en la escala social y se termina en lo más alto de la escala espiritual. Cuando comenzamos con los pequeños en la escala social, tiramos abajo la jerarquía de la sociedad. Los que están arriba están llenos de invitaciones, los de abajo excluidos de la mesa. No pueden devolver favores. Es muy divertido empezar por abajo.

Comunicarse con el alma del otro

Hay otro significado de la palabra pequeño: se puede aplicar a los pocos importantes y a los muy importantes. Esta pequeñez es la que Jesús nos propone. Jesús comía con publicanos y pecadores, conversaba con prostitutas. Pero no para obtener “votos”. El podía comunicarse con lo que en cada uno es indestructible, lo que prepara el futuro: la fina punta del alma. Ningún candidato político puede hacerlo, ni siquiera el Papa y sus voceros en la Argentina.

Hay un modo de ser grandes como Jesús

Estudié mucho a Carl Rogers, el psicólogo de la terapia centrada en el paciente. Rogers decía: antes de cada sesión me tomo unos minutos para recordar mi humanidad. Puedo compartir cualquier cosa que diga el paciente porque soy humano y tan vulnerable como él. Cuando el otro hablaba, a él se le iban cayendo las máscaras hasta que los dos hombres brillaban. Cuando caían todas las caretas, aparecía su humanidad básica y desnuda: entonces aparece el origen común de todos: Dios. Cuando damos la bienvenida a los pequeños y pecadores, nos hacemos grandes. Cuando despreciamos a los vulnerables, somos unos miserables malandras. Eso lo hacen los extorsionadores que se creen Dios en su locura y lo único que consiguen es el infierno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *