Los lobos consejeros
Había una vez unos lobos que se habían reunido para tratar algunos asuntos. El jefe de la manada notó que no había venido un lobo que pertenecía al consejo lobuno. Porque los lobos tienen reuniones de consejo.
Un día se presentó a ellos el ángel Gabriel y les dijo: Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios. Debo decirles algo.
Los lobos se miraron asombrados y preguntaron: Amado ángel, ¿Por qué nos visitas? ¿Acaso te han dicho los hombres que somos malos?
Repuso el Ángel de María: Queridos, al contrario, vengo a felicitarlos sobre algo que la gente ignora: que ustedes son monógamos y viven pendientes de la familia.
El lobo finísimo con el pelambre plateado habló: Es así como dices, por eso hoy tuve que faltar a la reunión del consejo lobuno, pues mi esposa se sentía enferma y no podía dejar solos a mis hijos recién nacidos.
El Ángel afirmo: Entiendo que ustedes son fieles a sus esposas y se preocupan mucho por la educación de sus hijos.
El lobo sabio agregó: Es más que eso, venerado Ángel. Amamos a nuestra familia más que a nosotros mismos. cuando les pasa algo a ellos nos sentimos morir. Debes conversar con los humanos y explicarles que sus hijos necesitan amor mas que zapatillas último modelo. Diles que si son libres, como Dios lo hizo, deben usar su libertad para ser fieles y no seductores, o lo que sería peor, libertinos.