Guía y consejo,  Liturgia

Los 50 días pascuales sin Sacramentos

Nos toca vivir tiempos impensados. No hemos podido celebrar la Semana Santa ni será posible alegrarse juntos en Pentecostés. Vivimos una epidemia de un virus poco conocido, que – por los viajes aéreos – se ha convertido en una pandemia. Eso ha dado pie para que los gobernantes asumieran un rol protagónico y las poblaciones se llenaran de un miedo irracional, que no les ha permitido pensar con sensatez. Encerrados en las casas, los problemas durante más de dos meses se han acumulado.

1º. Problema sanitario: La enfermedad ha golpeado sobre todo a las zonas densamente pobladas y a los profesionales de todo tipo que han debido ocuparse. Los enfermos de otras dolencias debieron quedarse en sus casas por no tener posibilidad de ser atendidos, salvo por vía tecnológica.

2º. Problema económico: A nivel general y a nivel corriente, la economía del país sufre un desmedro grave. Los comerciantes, salvo los de medicinas, alimentos y dinero, tuvieron pérdidas severas. Algunos pudieron abrir hacia el día 60 del encierro, otros aún no.

3º. Problema social: Ha cambiado el trato entre la gente. No se puede visitar a los enfermos o a los ancianos, salvo con permisos y a veces ni siquiera con permiso. Las familias debieron permanecer en sus casas y en las que antes no reinaba el orden, cada uno hace lo que quiere. Las instituciones están paralizadas.

4º. Problema de trabajo: Muchos trabajadores independientes no llegan a pagar sus facturas (que llegan) y no tienen trabajo. Algunos viven de la generosidad de los dueños que han puesto su peculio para que las familias no queden desamparadas. La clase media y los jubilados no han tenido beneficios. Sólo los “pobres” han recibido “planes” de ayuda.

5º. Problema informativo: La gente se dedicó a ver informativos y programas de televisión. Eso colaboró a que la gente viviese despavorida. Y las informaciones no son fidedignas. Después de 60 días muchos perdieron la confianza en ese sistema. Además, los que se dedicaron a los mensajes, guasaps, videos y teleconferencias, ya se aburrieron.

6º. Problema político: La vida legislativa y judicial del país ha quedado relegada para dar paso al poder casi total de los gobernantes. Las intrigas del poder han sido constantes: basta leer los editoriales y artículos de los diarios.

7º. Desierto espiritual o problema religioso: Las iglesias cerradas y prohibición de celebrar los Sacramentos. Dieron “permiso” para abrir iglesias para que la gente pudiese rezar. Eso es algo contrario al cristianismo, que es una religión de comunidad. Los católicos viven esto como una penitencia y se arreglan con Misas televisadas y algunas aplicaciones telefónicas. El futuro es impredecible.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *