Catequesis

La Voluntad de Dios

¿Por qué no nos ocupamos de nuestro potencial humano?

Preocupados por una idea

A veces decimos: No puedo sacarme esta idea de la cabeza. Ocupamos nuestra mente con una sola idea fija y dejamos fuera a otras ideas. No tenemos un espacio infinito en la cabeza. Hay que mover la idea fija para que entren otras ideas mejores que la otra.

¿Por qué pasan cosas malas a la gente buena?

La gente está obsesionada con las tragedias y la voluntad de Dios. Para ellos lo bueno que pasa son Bendiciones de Dios y lo malo, castigos. ¿Por qué la gente buena sufre y los malos triunfan? Esta idea obsesiva, no entiende qué es la Voluntad de Dios. La Voluntad de Dios no se ve en los acontecimientos externos. Para conectarse con la Voluntad de Dios hay que entrar en el centro del alma y de allí salir para hacer lo que Dios quiere en el mundo. La Voluntad de Dios en si misma se cumple en el Cielo: por eso decimos en el Padrenuestro: Que se haga tu Voluntad en la tierra como se hace en el Cielo. Cuando miramos lo que sucede en el mundo para encontrar la Voluntad de Dios, estamos equivocados.

La oración revitaliza nuestro suelo interior

Eso explica Jesús con el tema del árbol improductivo. Para dar fruto, hay que llevar el ser y el amor de Dios al mundo. Cada uno está plantado en Dios, él es la tierra oculta del amor. Pero no prestamos atención ni a la tierra ni a hacerla producir. Sólo Jesús puede ser el que remueva nuestra tierra y la haga producir. Y eso se logra en la intimidad de la oración. A Jesús lo llena de tristeza ver a tanta gente que no da fruto, gastando la vida en pavadas. Arboles improductivos. Y para que Jesús remueva nuestra tierra se necesita el arrepentimiento y la confesión de los pecados. Necesitamos dar una vuelta de 180 grados para retomar el buen camino.

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