La Argentina Hambrienta

La política, el hambre y la salud

Nuestro país ha sido bendecido por Dios con una tierra fecunda y generosa Pese a ello las políticas que se han llevado a cabo han causado y están causando el hambre de miles de argentinos. Porque es preciso saber que el hambre no corresponde a la escasez de alimentos. El hambre, la salud, la educación no depende de la carencia de lo material, sino corresponde a la actitud moral de los políticos, economistas, empresarios, hombre de la cultura, comunicadores sociales, etc.

Los valores morales, no declamados en el bla bla pre-electoral, sino realmente existentes en los que se presentan para dirigir el Bien Común de un país, esos valores morales evitan el grave problema de la desnutrición, el hambre, la falta de medicinas, el destrozo del medio ambiente, o que aún haya gente en el gran Buenos Aires y Santiago del Estero (p.e.) que estén bebiendo agua con arsénico.

Sin equidad no hay desarrollo económico posible. El crecimiento económico no viene por «las medidas» que tome algún gobernante. Todos los hombres somos iguales, pero si algunos «son más iguales» que otros, el crecimiento del país se estanca.

Si la libertad de expresión de estos 17 años de democracia, no se usa para evitar la injusticia y lograr cambiar la conciencia de la gente, los periodistas somos tan culpables como los gobernantes, de los problemas que solemos denunciar. Lo que necesitamos cambiar es el corazón del pueblo, envenenado por una situación y unos hombres que sólo promueven la violencia.

La economía no sólo se refiere al dinero disponible para pagar la «deuda externa». La Economía se refiere al trabajo, la salud, la educación, la ecología, la jubilación, el contenido de los medios de comunicación, etc. La economía está relacionada con dos valores morales. Primero, la conducta de los individuos y su cumplimiento de las normas morales universales. Por ejemplo, el cuidado de la finalidad del sexo, y el derecho a la vida de los que no tienen voz. Segundo, el examen de los hombres públicos y sus planes, en cuanto afectan la vida y el bien de todos los ciudadanos. Por ejemplo, que quede de manifiesto si han usado su puesto público para aumentar sus privilegios, su poder y su ganancia.

Si los gobernantes y empresarios eligen el sistema de libre mercado y se descarta al mismo tiempo el sistema moral (dejar a la gente en la calle, postergar las jubilaciones, dar medicinas sólo a un tipo de enfermos, etc.), el país entra en la injusticia y así se provoca un estado de alteración pública. Si los ciudadanos piensan que el país «lo arreglan los de arriba» y se dedican a seguir usando el sexo como diversión y mirando basuras televisivas, el país va a la ruina.

Es necesario que los hombres que se presentaron para ser votados y dedicarse al Bien común, jurando por ello, sean considerados los responsables de nuestro atraso económico. No hay que creer las excusas que presentan: que son los de afuera los que causan esta terrible situación. Al contrario, son ellos por su falta de moral, y los ciudadanos inmorales en todos los niveles que reducen la inmoralidad a que haya asesinatos.

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