Catequesis,  Guía y consejo

La novena de la inmaculada concepción

La Indulgencia Plenaria por las penas propias

Una época difícil

Es conocida la crisis que pasa la Iglesia Católica en los últimos tiempos. Siempre hubo herejías, ideologías, escándalos, mercantilismo ignorancia, menosprecio a los santos, falta de lectura espiritual y de oración, autoritarismo, clericalismo, silencio culpable, laicos desmotivados, gente que sólo busca milagros, ausencia de niños y jóvenes, divisiones, falta de líderes. Un gran filósofo cristiano Antonio Rosmini escribió antes de 1855 un libro de denuncias: “Las cinco plagas de la Iglesia”. Recién fue rehabilitado en 1998 por san Juan Pablo II.

Volver a la gran Tradición Católica

En semejante época lo mejor es volver a la Tradición. Nó por amor al pasado por el pasado mismo, sino porque nada se puede construir durante la inundación. A lo sumo, defender la doctrina ortodoxa contra las nuevas herejías y las falsas ideologías que producen la pérdida de identidad del pueblo católico, como el pobrismo.

Me refiero a estudiar a los Santos Padres, a la tradición devocional, a la liturgia que contiene  tesoros ignorados. Sobre todo, hablo de la comunidad física y sensible de los católicos, porque sin comunidad no hay Iglesia.

Una novedad tradicional

Por eso, este año hacemos la Novena de la Inmaculada Concepción con un formulario especial. Contiene 9 cantos, 9 invocaciones, 9 estrofas del Magnificat, 9 Avemarias cantadas, 9 lecciones sobre la Indulgencia Plenaria y 9 oraciones a la Virgen.  Además hay 9 actos de piedad uno para cada día: procesión al Cinerario, encendidos de cirios, flores a María, textos de los Santos Padres, Sacramento de la Confesión, Sacramento de la Unción, renovación de las promesas del Bautismo y consagración a la Virgen María.

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