La muerte del cardenal Antonio Quarracino
Nacido en Salerno (Italia) en 1923, fue traído por sus padres cuando emigraron a la Argentina, un poco después. Vivió su infancia en S. Andrés de Giles. Entró al Seminario de La Plata para ser presbítero de la diócesis de Mercedes. Siendo joven aún fue elegido obispo de la diócesis de Nueve de Julio. De allí pasó a la de Avellaneda y en 1985 fue designado arzobispo de La Plata. En 1990 pasó a ser el X° arzobispo de Buenos Aires y fue creado cardenal por el Papa Juan Pablo II en 1991. Alguien se encargará de escribir la biografía de una figura significativa en la historia religiosa de América Latina. Por mi parte, señalaré algunos aspectos destacados de su existencia.
1- Fue un hombre del Concilio Vaticano II.
Su vida sacerdotal estuvo marcada por el Concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII y finalizado por Pablo VI. Desde el inicio de su episcopado en 1962 se dedicó a sacar las lecciones del Concilio para el Pueblo de Dios. Sus principales inquietudes fueron la participación de los laicos en la vida de la Iglesia, la reforma de la liturgia, la religiosidad popular, la promoción del diálogo interreligioso, la difusión de la Palabra de Dios.
2°- Fue un hombre realista y prudente.
En su agitada actividad, Quarracino brilló por su lealtad y su prudencia. Se daba tiempo para pensar detenidamente lo importante, y luego tomaba las decisiones con rapidez. Solía hacer un juicio ponderado de la realidad y poseía el don de la solercia que le permitía captar de inmediato las múltiples facetas de una situación. Su realismo estaba fundado en una sólida y constante lectura de los teólogos y filósofos. Conocía la literatura clásica, barroca y moderna. Amaba la poesía y la música. Sobre todo, conocía a la gente. Por eso llegó a ser secretario general y presidente del CELAM (1979 a 1987) y le correspondió organizar la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla (México), que marcó un hito en América Latina. Su acertada visión impidió una ruptura en el CELAM entre los numerosos obispos brasileños y el resto de los de habla hispana o inglesa.
3° – Fue un adalid del ecumenismo.
Fue responsable de la sección de ecumenismo en el CELAM. A él se debe la iniciativa de los primeros encuentros judeo-católicos de América Latina (1968- 1970), y del estudio de las relaciones entre Iglesias y comunidades cristianas. En la Argentina durante muchos años fue el responsable de las relaciones ecuménicas y le cupo organizar el recibimiento al Primado anglicano Michael Ramsey, aunque tuvo la humildad de dar el mérito al cardenal Caggiano y al entonces Arzobispo coadjutor Aramburu.