Guía y consejo

La ingratitud IV

Dios es bueno con los ingratos y malos (Lucas 6:33)

¿Hay que hacer sufrir a los ingratos?   

Algunas personas piensan que se debe hacer sufrir a los ingratos. Porque el ingrato merecería que se le quite el beneficio dado. Sin embargo, no nos debemos apresurar a juzgar la ingratitud, porque hay gente que carece de la capacidad de devolver el beneficio o bien que no tiene la posibilidad de hacerlo. Eso pasa de muchos modos, el principal es que a la mayoría no les enseñaron desde chicos el valor de dar las gracias. Por ese motivo, el benefactor no debe castigar al ingrato, sino ser un buen médico que sane las repetidas ingratitudes.

Debemos trata de que el ingrato se vuelva agradecido

Dios hace todo lo posible para que los ingratos den las gracias. Y precisamos imitar a Dios. Los benefactores deben intentar que los ingratos se hagan agradecidos. Si no se logra la primera vez, se puede lograr la segunda  y la tercera. Pero si a pesar de multiplicar los beneficios el ingrato se vuelve peor, entonces no hay que seguir haciendo beneficios o dándolos La causa de esta actitud de los benefactores es clara: pese a los beneficios, la ingratitud ha aumentado en lugar de disminuir y no se ha conseguido que se comprenda la importancia del agradecimiento.

Un benefactor es caritativo, no estúpido

El benefactor  al cual no se le reconoce el beneficio dado no es quien provoca la ocasión de pecado en el ingrato, sino al contrario manifiesta que es un agradecido a Dios y que lo ama, por eso ayuda a los demás aunque sean ingratos. Al benefactor no se le debe atribuir ningún pecado por haber sido bueno. Ya que ni siquiera ha exigido lo que le corresponde, o sea, al menor reconocimiento del beneficio.

Dr. Osvaldo Santagada

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