La fecha del Bautismo y de la muerte
Muchos cristianos se acuerdan de la fecha de la muerte de sus seres queridos, si bien muchos la olvidan y los olvidan. Desde el principio de la Iglesia, el día de la muerte, en especial de la muerte por martirio, era considerado el «dies natalis», o sea «día del nacimiento» a la gloria. Para quienes no morimos por martirio, sino como gente común, el día de la muerte es también importante, porque es el día en que pasamos a otro estado del alma. Esperamos que sea el Purgatorio, y por lo tanto, oramos por nuestros difuntos para que lleguen a la Gloria prometida: «dónde estoy yo allí estarán ustedes».
La mayoría de los católicos no conoce la fecha de su Bautismo. Es algo lamentable y doloroso. ¿Cómo no acordarse de la fecha en que entramos a formar parte de Cristo y de la santa Iglesia? ¿Cómo ignorar cuándo recibimos el don del Espíritu Santo para vivir, y comenzamos la Vida de la Gracia de Dios? Hay gente que tiene una memoria prodigiosa para los cumpleaños de amigos y conocidos, sin embargo, desconoce el día en que recibió el Bautismo.
Hay que volver a la tradición católica, que tuvo como valioso el día del Bautismo. Para quienes murieron sin haber pecado (niños, incapacitados cerebrales y otros deficientes), le fecha del Bautismo es gloriosa porque es el día de su Pascua personal: en el Bautismo pasaron de la muerte a la Vida. Los creyentes celebraron la Misa en el día del Bautismo de sus seres queridos y recordaron con amor el día del Bautismo. También hoy sigue vigente esa tradición, para quienes aman tanto a Jesucristo que no pueden olvidar cuando fueron injertados en El, tronco vivo y firme.