La consciencia religiosa equivocada
ÍNDICE
¿Cómo se hace para superar la búsqueda de lo material?
La gente quiere milagros
La gente saciada con los panes y el pescado ahumado no comprendió que ese milagro era un signo del cuidado de Dios por pueblo. Sentían hambre material y se llenaron. Pero no saben lo que es el “hambre espiritual”, ni como saciarla. Ellos pudieron comer ese pan porque Jesús ha recibido del Padre el poder de dar alimento eterno. Así somos nosotros también: nos dedicamos a lo que ahora nos preocupa. Por favor no me compliquen la vida, tengo problemas que resolver ahora, oímos a menudo. Esto lo saben bien los políticos que dan subsidios y bonos, y prometen cosas materiales que nunca cumplen, como la limpieza del Riachuelo.
El pan de Dios da vida al mundo
Jesús es el Pan de Dios que sacia el corazón humano, y lo aparta de lo material. El Pan de Dios no cae del Cielo y se recoge en el banco, sino que es la vida divina en nosotros. Esa vida divina se llama “Gracia”, porque es un don gratuito de Dios. Para eso, el Padre envió a su Hijo: para darnos la Vida eterna, la Gracia. Para entender esto hay que tomar consciencia de que lo interior e invisible, es más importante que lo exterior y visible. Jesús lo dice con claridad: Yo soy el Pan de la Vida. Por medio de Jesús, nos llegan todos los dones: sanamos primero el alma herida, y después damos gracias, si llega, cualquier favor exterior.
Hay que corregir la consciencia religiosa
El Pan de Vida es el alimento espiritual que necesitamos y que nos conecta con Dios. Los favores que a veces recibimos son signos, señales de dones más hondos que da el Espíritu Santo. Estamos ansiosos de las acciones que pueden ser vistas, pero no del interior de quien hace la acción. Tenemos que corregir nuestra consciencia religiosa centrada en lo visible y material. Es como escuchar la música con el oído pero no subiéramos a otro nivel. [Como hicieron algunos aquí: venían a entretenerse con un sacerdote capaz de hablar de muchos temas interesantes].Los cristianos no podemos vivir pensando sólo en este mundo y en la salud, como han hecho muchos encerrándose en sus casas por miedo al contagio de los virus, las balas de esta 3a. Guerra mundial. Por eso, dejaron de venir a la Iglesia, una iglesia que para colmo cerró sus puertas por seis meses, obedeciendo a los hombres y no a Dios