La atención
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La atención es la llave de la vida espiritual
Cuando el ruido no me deja orar, me quejo. Cuando el silencio exterior tampoco me deja concentrar, me quejo. Cuando no hay ruido afuera, capto los ruidos interiores míos. Cuando capto los ruidos exteriores me distraigo. Hoy Jesús nos enseña a trabajar bien concentrados, pero muy vigilantes a todo lo que sucede.
Hace pocos días me regalaron unas raíces de achiras plantadas en macetas. Me dijeron: Esté atento porque cuando menos lo piensa comienzan a nacer los brotes. Pasó una semana y no pasó nada. De pronto el domingo pasado vi aparecer un brote y ahora hay más de diez. La planta no estaba pendiente de mí, sino que brotó cuando correspondía. Vivimos pendientes de los demás, y a veces no los dejamos crecer cuando corresponde. Hay que estar atentos, sin dejar de trabajar en lo nuestro.
La atención es un largo aprendizaje
La vida de un cristiano auténtico exige estar atentos a un nuevo modo de vivir, pensar y sentir. Cuando vivimos con un modo antiguo, no hay problemas: todo es estable: se puede predecir que el sol, la luna y las estrellas seguirán su curso. Cuando Jesús nos llama a un nuevo modo de vivir, sucede una catástrofe cósmica. Todo lo viejo terminó y El da comienzo a una nueva humanidad. Eso nos enseña Jesús hoy.
El Señor no descansó, está haciendo un mundo nuevo.
Necesitamos estar despiertos para notar lo que Dios hace. Necesitamos notar la llegada del Espíritu Santo en cualquier momento. Sólo los que trabajan y vigilan pueden oír la Palabra de Jesús en su interior. Por eso Jesús dice Lo que le digo a ustedes se lo digo a todos: estén despiertos, estén alerta, estén atentos, esté vigilando la puerta. Porque vivimos en el presente, pero mirando cómo crecen los brotes del futuro. Pobres los que viven encerrados y no ven crecer nada, sino sólo verse cada día más viejos.