La antología «Cantar y orar»: un real acontecimiento de cultura
En nuestro país, como en el resto del mundo, hay un concepto equivocado y restringido de «cultura». En efecto, por «cultura» entienden algunos, especialmente los medios de comunicación la actividad de los «cultos», los grandes pensadores, músicos, pintores, escultores, poetas, novelistas famosos y premiados, en una palabra, lo que esta reservado a un grupo restringido y selecto de eruditos del arte, la técnica o las ciencias políticas y sociales. En realidad eso es secundario con relación a la «verdadera cultura».
«Lo esencial de la cultura está constituido por la actitud con que un pueblo afirma o niega una vinculación religiosa con Dios, por los valores o desvalores religiosos. Estos valores tienen que ver con el sentido último de la existencia humana y radican en aquella zona más profunda, donde el hombre encuentra respuestas a las preguntas básicas y definitivas que lo acosan, sea que se las proporcionen con una orientación positivamente religiosa, o por el contrario, atea. De aquí que la religión o la irreligión sean inspiradoras de todos los restantes órdenes de la cultura – familiar, económico, político, artístico, etc. – en cuanto los libera hacia lo trascendente o los encierra en su propio sentido inmanente». Estas palabras de los obispos católicos en su documento magisterial de la III Conferencia General del Episcopado latinoamericano (conocido como Documento de Puebla), sintetiza la real visión de lo que es cultura para la Iglesia. Relegar los acontecimientos religiosos a una brevísima sección de «culto», o publicar sólo escándalos o designaciones, no es transmitir la cultura religiosa.
La aventura de publicar en la Argentina de esta época una antología con 414 cantos y salmos bíblicos es un verdadero hecho «cultural», sea mencionado o no por los medios de comunicación. Porque el canto religioso moldea el alma de un pueblo, trae a su memoria lo que pertenece a su conciencia religiosa y a su relación con Dios, permite relacionarse con Dios mediante la alabanza, la súplica, la petición, la acción de gracias.
En este sentido, la publicación de la Antología «CANTAR y ORAR» es un acto de evangelización propiamente dicho, pues busca alcanzar la raíz de la cultura religiosa del pueblo y mover la zona de los valores fundamentales, suscitando un cambio interior que pueda transformar las estructuras injustas y el ambiente corrupto de nuestra sociedad.
Por otra parte, el hecho mismo de cantar con un repertorio basado en la tradición musical de la Argentina, permite al pueblo redescubrir sus orígenes espirituales y recordar a los antiguos dueños de la tierra que ahora ocupan. Muchos de los ritmos de nuestros cantos no pertenecen a la tradición europea, sino a la profunda cultura de aquellos indígenas que fueron conquistados, y en algunos casos, maltratados brutalmente. Dios quiera que vayamos comprendiendo estos valores de nuestro cantoral y lo usemos con el cariño que merece.