Jesús nos quiere conectados con Dios en cada momento
Marta recibe a Jesús en su “hogar”. No es su casa física, sino en su modo de pensar y actuar. Cuando Jesús entra en una vivienda, la convierte en Casa del Señor. Para hacer que el hogar de Marta sea Casa del Señor, él deberá corregir el modo de pensar y actuar de ella.
Marta tiene una hermana. Hermanas significan dos realidades que deben integrarse y complementarse. El mensaje de hoy es descubrir cómo pueden convivir.
María representa la actividad interior que se manifiesta en la actividad exterior. Marta representa la actividad exterior que se dirige a múltiples tareas. Su problema es la cantidad de trabajo que debe hacer. Mucho por hacer y poco tiempo nos vuelve locos.
Marta quiere que María sea también una Marta. Ya no son dos sino una. Jesús la corrige. El problema de Marta es que su actividad interior es la preocupación y la desatención. María eligió la parte buena. ¿Cuál es la parte buena? Es estar conectada con Dios y desde ese manantial saca toda su energía y su actividad exterior.
Marta no debe arrastrar a María a su mundo exterior, ni María debe arrastrar a Marta a su mundo interior. Lo mejor para las dos es integrarse cada una como es para beneficio de las dos. Cuando lo espiritual es el manantial, podemos hacer todo y nos sobra tiempo para otras cosas, como ir a la Misa diaria, por ejemplo, para alimentar la vida interior.