Catequesis

Jesús nos deja una misión

En la época actual muchas veces se pasa la Ascensión como algo incomprensible. Como la Biblia usa un lenguaje cósmico tradicional: irse al Cielo y ese lenguaje parece sin valor hoy, no damos importancia a un episodio capital que culmina la presencia visible de Jesús entre los suyos.

Cuando alguien muere la herencia es seguir sus pasos si fue una buena persona. Sin embargo, Jesús no deja una última voluntad sino una misión. Ahora los discípulos son los responsables de que llegue a todo al mundo la verdad de la obra de Dios: el Misterio de la Pascua.

Ahora esa verdad la reciben aquellos que acepten entrar por el camino del arrepentimiento de sus pecados y de su maldad, y reciban el perdón. Porque Jesús vino para eso para traer perdón, reconciliación y paz entre la gente. Nosotros también tenemos que dejar nuestra soberbia y entrar por el camino del reconocimiento humilde que somos pecadores y sin confesar nuestras culpas no podemos entrar en comunión con Jesús. Hay que pasar la tormenta de la humillación para que aparezca el arco iris en el firmamento.

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