Hay que separar las emociones de los pensamientos
Es importante poder distanciar nuestras ideas de nuestras emociones. Sólo así podremos llevar alegría a la gente, olvidarse de uno mismo y pensar en los demás, y buscar lo mejor para cada uno. Sin embargo, en la vida cotidiana, no lo hacemos y a veces nos pasamos un día entero preocupados por una emoción negativa. Ese es el mejor modo de dañar la salud, tanto del alma como del cuerpo.
Les sugiero unos modos de tomar distancia entre las emociones y las ideas. Los distanciamientos que propongo para separar nuestros pensamientos de las emociones que llegan son tres.
En primer lugar un Distanciamiento en la forma de hablar. Consiste en usar la tercera persona del singular. Ese es el modo de quitar la angustia o la ansiedad que provoca la emoción negativa, Cuando usamos el pronombre yo, a mí, me, mis, aumentamos las emociones negativas. Por eso es mejor que uno diga: “¿Qué pone nervioso a Pedro? ¿Qué preocupa mucho a Pedro? ¿Por qué Pedro está angustiado? ¿Qué está molestando mucho a Pedro?” Y cosas parecidas.
En segundo lugar propongo un Distanciamiento en el tiempo. Como los problemas no se quedan para siempre, es muy bueno que pensemos en el futuro cercano: ¿Dentro de 2 meses esto me impactará tanto?
En tercer lugar propongo un Distanciamiento en la forma de verse. Consiste en verse a uno mismo con si estuviéramos viendo una película. Así el cerebro emocional no vuelve a experimentar algún hecho con fastidio. Así también disminuye la respuesta de estrés en las células neuronales. Y así se activan áreas del cerebro más racionales y analíticas.