Guía y consejo, 17 de febrero de 2019
¿Qué le pasa a un niño que crece con padres un día se abrazan y al otro se gritan, cuando no sabe cómo va a reaccionar su familia? Crece inseguro, aunque trate de ocultarlo en todo tiempo. Cuando sea grande la inseguridad le jugará una mala pasada.
En la sociedad argentina, y por ende, en Buenos Aires, reina la inseguridad: atracos, asesinatos en la puerta de casa, robos, ataques, conductores que guían de modo alocado. Por supuesto, no tenemos policía que cuide a los vecinos: está muy ocupada en defender las casas de políticos, ricos, empresarios. Por eso, los demás están desprotegida.
Describir la situación es fácil. Es difícil buscar la causa. El desorden es fruto de la injusticia, la violación de las leyes, la carencia de quienes hagan cumplir esas normas, de gente habituada a noticias sobre bandidos que entran por un lado y salen por otro.
Si los jueces se venden a los poderosos, los fiscales son amenazados, y los abogados se encuentran con la incompetencia de quienes deberían poner orden en sus agencias.
Los argentinos son víctimas de la idea que afirma: la vida es para disfrutar. Si eso fuera cierto, entonces no hay por qué preocuparse de los demás. Que cada uno sobreviva como pueda, mientras la gente hace lo que quiere. En Finlandia, país de buenos celulares, se prohíbe usar el teléfono en los medios de transporte y en un lugar cerrado (ODS)
Falsificaciones de la historia
Por distintos motivos, los historiadores falsifican la historia y crean corrientes de pensamiento que después son difíciles de corregir. Pondré cinco episodios que muestran lo que afirmo. Son casi todos del s. XVI, pero sus orígenes son lejanos.
El primer episodio es la Reforma protestante de Lutero. Para la historia oficial la Reforma fue la respuesta a una Iglesia moralmente represiva y mercantil. Eso es falso por varios acápites: ante todo, las reformas de la Iglesia son movimientos normales que se han dado en todo tiempo y es posible que hayan comenzado en el s. II. Lutero no es el reformador, antes suyo en el s. XIV fue Wycliff en Inglaterra, y después fue Jan Hus en Bohemia, y muchos otros. En segundo lugar, las reformas han sido continuas en la vida de la Iglesia, sean las intentadas por movimientos populares, sean las de la jerarquía.
El segundo episodio es el nacimiento de la ciencia. No hubo ninguna revolución científica contraria a las supersticiones religiosas. El florecimiento de la ciencia en el s. XVI es el fruto natural de la escolástica y las universidades creadas por la Iglesia. Por eso dice Albert Einstein: La ciencia sin religión es renga, y la religión sin ciencia es ciega.
El tercer episodio es la caza de brujas. La Inquisición no fue fundada para cazar magos, sino para defender la fe. Por eso, en algunos lugares – la región del río Rhin sobre todo a instancia de Lutero y Calvino – la caza de brujas fue brutal, y en otros, como España y en Italia, la Inquisión procedió con total mesura. Hay documentos que lo prueban.
El cuarto episodio es el nacimiento de la venta de gente como esclavos. Fue el rey Fernando quien autorizó a comprar esclavos en Africa para las minas de oro en las colonias de América. Con la connivencia de los mismos africanos, que en vez de expandir sus territorios, tomaban y la vendían. La Iglesia por el contrario desempeñó un papel importante en la abolición de la esclavitud.
El quinto episodio es culpar a los rituales católicos de los errores de actitud de la gente. Esos errores provienen de una falsa imagen de Dios y no de los rituales. Las imágenes de Dios, son las que modelan los comportamientos, y no se confiesan abiertamente.
Golpeados por una gran crisis espiritual
Las palabras del papa Benito XVI deben meditarse: la crisis espiritual que golpea a Occidente es la más grave desde la caída del Imperio romano en el s. V. Cuando era responsable de la Fe en la Iglesia de 1981 a 2005 (24 años) nada dijo. El 13.V. 2005 había dicho: están muy presentes las causas del desierto espiritual que afligen a la humanidad de este tiempo y, por ende, minan también a la Iglesia que vive en esta humanidad. Después de 7 años de papa dio ese juicio severo sobre la crisis de la Iglesia y el mundo.
Entre otros temas, los católicos han perdido la necesidad de arrepentimiento, de amor sacrificado, de pureza del alma, del sufrimiento aceptado con paciencia, como caminos que conducen a Dios. Hoy se adora al ego. Y sólo se busca lograr la autoestima.
Adultos y jóvenes no tienen escrúpulos en vivir del consumismo y el materialismo, y si les toca entrar en una Iglesia, como hace años que no se confiesan, comulgan con toda tranquilidad pero como algo exterior. Hay que disfrutar de la vida: nada de penitencias.
En Occidente y casi todos los católicos se ha abandonado la razón y la inteligencia, se ha perdido la memoria y la Tradición, y triunfa un relativismo y un emotivismo, donde cada uno hace lo que le parece. La cultura popular destruye, porque
- Se abandonan las normas morales objetivas
- Se rechaza cualquier Orden que no provenga de uno mismo
- Se repudia el pasado como algo superado.
- Se toma distancia de la comunidad católica y de lo que no fue elegido por uno mismo.
- Hay que vivir con ropa firmada y smartphones.
El secularismo, el hedonismo y el materialismo han fragmentado a la sociedad. Pero no es una crisis de hace pocos años: se viene gestando en la historia desde hace siglos.
Cristología de la semana
Notas previas
Jesús verdadero hombre, confesado como Hijo de Dios, Señor y Salvador ha sido la base de la Fe desde el origen hasta hoy. Una nueva era de la teología trae nuevas señales sobre Cristo.
Nota previa: La CRISTOLOGIA: La persona hoy
Sujeto y subjetividad
Para decirlo en pocas palabras, no podemos concebir sujeto y objeto como fijos e inmutables. El mundo mediado por el significado no es solo realidad, sino realidad en cuanto conocida, en el cual el conocimiento está siempre en proceso. El sujeto que media su mundo mediante el conocimiento está a la vez en un proceso de realización de sí mismo a través de la trascendencia de sí mismo. Por eso en el hombre debemos distinguir y verificar los tres sentidos de uno: un hombre es uno como un momento de la especie humana; es uno también como una unidad inteligible en un proceso continuo; finalmente, es uno y el mismo, como la identidad, como él mismo y nadie más puede serlo. Además, asi como distinguimos en el hombre tres sentidos de uno, debemos distinguir además la distinción entre sujeto y subjetividad. Pues el hombre se realiza a sí mismo del hombre mediante la autotrascendencia. Sin diferencia no puede haber autotrascendencia. Sin identidad no se realiza el mismo ser sino otro ser. Por eso, reservemos la palabra sujeto para indicar la identidad. Y empleamos la palabra subjetividad para indicar la unidad inteligible que en nuestro horizonte, ya es lo que está por llegar.
Hemos tratado tres de nuestros cinco tópicos: identidad, consciencia humana, y sujetividad humana. Antes de seguir adelante, podemos decir que parte de nuestra meta ya se logró. Porque en una vida realmente humana hay identidad. Ya no soy un bebé, un niño, un muchachito, un joven, sino que pese a todas las diferencias soy el mismo ser humano que vive realmente. Soy el mismo que era desde el principio. Y esta identidad no disminuye a causa de las diferencias que no son sólo diferentes habilidades, capacidades y hábitos, de modo que esas diferencias no ponen en riesgo el proceso de mi maduración y la estabilidad de mi yo, mi personalidad, lo que puedo llamar yo mismo. Porque esas diferencias no se refieren a la identidad del sujeto, sino a su subjetividad. Permanece siendo el mismo aunque realmente se trascienda a si mismo.
Me falta ahora tratar de la subjetividad divina, y la compatibilidad de una identidad con dos subjetividades.
Bernardo Lonergan