Guía y consejo

Guía y consejo, 10 de febrero de 2019

     Por 20 siglos la religión cristiana ha dirigido el curso de la historia. La importancia de la religión consiste en que sin ella la humanidad no hubiese podido levantarse de su situación pre-humana.

    La fe en un solo Dios, creador del mundo y que mantiene el mundo en orden, ha sido el influjo más grande para que el hombre progresara. Las ideas sobre la vida sobrenatural han permitido las innovaciones más significativas de la historia. La religión cristiana, en particular, estimuló el surgimiento de la ciencia, a través de los primeros hospitales fundados por los católicos durante la primera Edad media, los nuevos instrumentos de labranza inventados por los benedictinos en ese mismo tiempo, y las escuelas monásticas y universidades creadas por la Iglesia. El Islam y el Judaísmo no tuvieron ese papel decisivo.

   Pero los intelectuales de hoy (basta oír clases en cualquier colegio o universidad) subrayan que los eventos más tristes de la historia, son fruto de la religión.

   La repetición de esas falsificaciones de la historia no tuvo la intención de provocar el error, sino que los que las transmitían fueron también infectados.

   No hay que hacer una historia de las ideas, sino atenerse a la autoridad de la evidencia de los hechos acaecidos. Cuando tomamos un fármaco, se nos advierte de los beneficios y contraindicaciones. Lo mismo sucede con los hechos históricos: tuvieron efectos buenos y algunas consecuencias malas. Trataré de esto más adelante. (ODS)

El orden crea una vida mejor

Crecí con la idea de que a la Iglesia se iba para encontrar doctrina sagrada, moral y compañía. Ahora muchos católicos van a la Iglesia para un sermoncito (algunos no lo aceptan tampoco) y después se van para vivir su vida real en el mundo.

   La verdadera Fe en Jesucristo nos saca de nuestro egoísmo y de querer vivir con modelos del pasado. La fe verdadera nos enseña que hay que vivir en el orden moral revelado por Dios en las Escrituras y transmitido por la Iglesia a los largo de los siglos.

   La “política” no es la que hacen los políticos. La política la hacemos todos poniendo orden en nuestra vida común: en la ciudad, en la comunidad y en la familia, pensando cual es el tipo de vida buena que queremos para  hijos, nietos, sobrinos, hermanos.

    Cuando venimos a la iglesia y nos unimos a la comunidad católica, dejando las nostalgias del pasado, tenemos poder, pues no seguimos la corriente. Cuando  rezamos, cantamos, nos saludamos, nos esperamos, difundimos el boletín y el periódico doctrinal, estamos creando una vida mejor, que ningún gobierno de la tierra puede lograr. Al crear un modo de vivir mejor, según la moral cristiana en la familia y comunidad, podremos algún día tener un sistema social y político mejor. Y no seguiremos la corriente de la cultura popular destructiva en la que se vive (tv, celulares, tatuajes, boliches. etc). Esa falsa cultura abandonó la razón, ha perdido la memoria y la Tradición.

   Cuando los católicos (y cristianos) no cambiamos al mundo, el mundo nos cambia a nosotros. El desorden exterior manifiesta el desorden del alma. Así entendemos lo que está sucediendo en un país que habla sólo de dinero. Ordenar al alma significa apagar la televisión, dejar los celulares, leer libros, jugar en familia y entre amigos lso juegos de la decencia, tocar música, aprender los cantos nuevos, reunir a los amigos de la parroquia. Eso nos permite abrazar el Bien y evitar la incomunicación y la división del país.

Golpeados por una crisis espiritual

   En 2012 el papa Benito XVI dijo que la crisis espiritual que golpea a Occidente es la más grave desde la caída del Imperio Romano (en el s. V d.C.)

   No hemos interpretado bien los signos de esta crisis que se viene gestando desde hace tiempo: Ya casi no hay matrimonios, hay una pérdida de los valores morales cristianos, hay comunidades cada vez más escasas y fragmentadas.

   La cultura “popular” es destructiva porque no quiere ni mencionar a Dios, la religión y el cristianismo. Esa cultura, dedicada a tatuajes, boliches, música estruendosa, lujuria y drogas ha infectado a familias enteras que viven de la televisión y las películas que ofrecen, cuyo dueños han decidido que no se hable de la religión (la elite que domina los medios). ¿Por qué? Porque esta falsa cultura popular no tolera la Verdad. Los católicos casi ya no tienen lugar en la arena pública y menos desde que sexo y aborto son temas que han dividido a los pueblos .  Obispos y sacerdotes ya no forman almas, sino nutren a los individuos y aceptan situaciones inaceptables. Di questo non si parla. Buenos Aires, tiene tasa de natalidad negativa. Pronto, al morir los ancianos, las iglesias quedarán vacías. Eso ya está sucediendo.

   Los exalumnos de colegios católicos viven de un deismo  que se manifiesta en esto:

  • Existe un Dios creador que custodia nuestra vida.
  • Dios quiere que la gente sea buena entre sí.
  • La finalidad de la vida es ser felices y disfrutarla, y mantener alta la propia estima.
  • Dios está para resolver problemas, no para meterse en la vida privada de cada uno.
  • La gente que se porta bien va al Cielo  cuando muere

   Esto es un cristianismo falsificado, no solamente diluido.

Cristología de la semana

Notas previas

    Jesús verdadero hombre, confesado como Hijo de Dios, Señor y Salvador ha sido la base de la Fe desde el origen hasta hoy. Una nueva era de la teología trae nuevas señales sobre Cristo.

Nota previa, la cristología: La persona hoy 

    Las acciones sensibles, intelectuales, racionales y mortales del hombre tienen dos propiedades relacionadas.  Son a la vez intencionales y conscientes. En la medida en que son intencionales, hacen presentes los objetos a nosotros. En la medida en que son conscientes, nos hacen presentes a nosotros mismos. Usé la palabra presentes dos veces. Pero en dos sentidos diferentes. La intencionalidad hace presente un objeto al sujeto, como un espectáculo al espectador. La consciencia es un asunto mucho más sutil: hace que el espectador esté presente a sí mismo, no metiéndolo dentro del espectáculo (haciéndolo un objeto), pero haciéndolo espectador y sujeto a la vez.

   Porque en los adultos el sujeto y el objeto son distintos. Aunque esa distinción no es primordial. Para Aristóteles la coincidencia antecede a la distinción: el sentido actual es lo sensible concreto; y la inteligencia actual es lo inteligible ahora. La meticulosa teoría del conocimiento de hoy completa esta opinión de Aristóteles al concebir el conocimiento humano como un proceso de objetivación. De modo más radical, los educadores y moralistas siempre han urgido a la gente a llegar ser ellos mismos, y su afirmación halla más de un eco en el pensamiento de Jung. Puede describir un origen del ego bajo la guía de los arquetipos; ve complejos en la analogía del ego y así explica las personalidades múltiples; describe un proceso de individuación de una vida centrada en el ego a una vida centrada en sí mismo. 

    En esto la psicología analítica se completa con la psicología social, mediante una reflexión personalista, y por un pensamiento que deja a trás a Hegel y a Marx, pues ambas enseñan que uno llega a ser persona en le trato con otras personas. Y tampoco los teólogos pueden rechazar esos testimonios, ya que al mismo Jesús se le atribuye esta afirmación: un grano de trigo se queda solo a menos que caiga en la tierra y muera, porque si muere produce mucho fruto (Juan 12:24).

Bernardo Lonergan

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