Catequesis

Estrategias que no sirven

Hay que planificar pensando en la gente

El Espíritu Santo conduce a Jesús al desierto

Las tentaciones en el desierto van descubriendo lo que Jesús tiene en su corazón. Las estrategias del enemigo de Dios no sirven para el Hijo hecho hombre. El diablo quiere disminuir la identidad y la misión de Jesús, y olvida que Jesús ha venido para salvar a la gente no a sí mismo. Esta lección puede servirnos para elegir nuestros modos de actuar en el trabajo, la escuela, la familia, la comunidad. El Evangelio nos muestra los valores que deberíamos tener en cuenta al elegir los caminos y procesos.

Las tentaciones de Jesús tienen versiones modernas

La primera tentación quiere conformar a Jesús con pan y satisfacción. Desde siempre los dictadores han dado al pueblo “pan y circo”. Así se manipula a la gente en los grupos y en la política. Parece más importante el carnaval que la educación de los chicos. Los políticos reparten comida y plata para que la gente vaya a sus actos públicos. Se revive la primera tentación: se olvida la dimensión espiritual de la gente. Se olvida que tenemos una consciencia moral, que dice lo que está bien o mal.

La segunda y tercera tentaciones

La palabra diablo significa “el que divide y acusa”. Para conseguir el poder y la fama hay que mirar hacia fuera y acusar a los demás de ser los causantes de los problemas. Nunca te mires a ti mismo: eres inocente. Lo que interesa es conseguir el poder aunque mueran muchos.

Para obtener éxito hay que hacerse elegante, simpático, chupamedias, fuertes: eso propone el diablo a Jesús. Vale lo contrario: ser personas de principios morales y de esfuerzos notorios. Al diablo no le interesa lo esencial de la gente, sino lo accesorio. Hoy también sucede eso.

Jesús rechaza las tentaciones contra su identidad. ¿Podemos hacer nosotros lo mismo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *