En todo el mundo la democracia está en riesgo
En todo el mundo, los gobiernos asumen nuevo poder en respuesta a la pandemia de Covid. Las elecciones se postergaron en unos 50 países. Los gobiernos han ganado poder de vigilancia ampliado para controlar a los infectados en China, Corea del Sur, Singapur, Israel y otros. Hay nuevos límites a la libertad de expresión (como para detener la desinformación) en lugares como Hungría y Tailandia. En Chile, Serbia y otros países, el ejército se ha desplegado para hacer cumplir el orden público.
A tiempo desesperado, medidas desesperadas. Las democracias a veces necesitan respuestas rápidas y sólidas de sus líderes. Hay poca garantía de que se cederá el nuevo poder cuando termina una crisis. En algunos casos, la crisis se usa como pretexto para el autoritarismo. El ejemplo más discutido durante esta crisis es Viktor Orban de Hungría. El primer ministro húngaro gobierna por decreto, sin supervisión por parte de la Legislatura y las elecciones suspendidas indefinidamente.
Las crisis de seguridad o de salud pública no deben convertirse en un pretexto para derribar las instituciones y prácticas democráticas. Eso es a menudo para lo que se usan. Algunos las llaman coyunturas críticas: momentos de fluidez y duda cuando los actores políticos pueden cambiar las instituciones a su gusto. En situaciones donde las reglas normales no parecen aplicarse, la gente en el poder crea sus propias reglas.
Es difícil regular cuándo y cómo se usan tales poderes de emergencia. Por su naturaleza, tales poderes deben ser amplios e indeterminados. Sólo que hay que definir límites. Los gobiernos nacionales deberían hacer lo que les parezca mejor en las crisis. Esto no significa suspender las normas democráticas.
Bill McCormic