El servicio a los demás crea al líder

Un líder se hace con el sentimiento natural de servir

Hay obstáculos para servir a los demás

Mucha gente trabaja en profesiones de servicio. Si un servidor tiene éxito, crea otros servidores. Tener éxito significa que la gente servida crece, se siente más sana, más sabia, más independiente. Pero, tenemos la tentación de ser el grande, de pasar por alto los deseos y luchas de los demás. Si encontramos obstáculos al servir, nos preguntamos: ¿por qué elegí ser servidor? Y descubrimos algunas cosas feas de por qué elegimos servir: necesidad de ser apreciados, deseo de que los demás nos busquen, ganas de obtener un buen resultado económico… Aparecen cosas bajas.

El lavatorio de Jesús a los discípulos

¿Qué motivos tenemos para servir? La mayoría sirve para ayudar en temas sociales o psicológicos. Jesús en cambio sirve a sus discípulos como gratitud a Dios. Sabemos lo que significa dar las gracias a alguien, pero no sabemos bien que significa “dar gracias a Dios”. Jesús hace un servicio a los demás porque está unido al Padre y de ese manantial, recibe mucha energía. Servir es dar lo que recibes. La gratitud al Padre es la energía de su servicio. Por eso, Jesús es nuestro líder.

¿Cómo conseguimos vivir en la gratitud a Dios?

También por eso, nos preguntamos ¿cómo podemos conseguir la pasión de ser servidores y no ser egoístas? Precisamos el calor de los demás, ser perdonados, ser aceptados, ser servidos. Así empezamos a sentir que toda la vida es un don de Dios y nos sentimos animados a servir. La presencia afectuosa de los otros nos muestra la presencia de Dios. Entonces dejamos los recuerdos feos de quienes nos dijeron: “Sos difícil, vos, eh” y recordamos cuando nos dijeron: “No pasa nada, todo está bien”. El amor no pone condiciones, no depende de nuestros éxitos. El servidor da a los demás aquello de lo que abunda su alma: la gratitud a Dios. Damos un poco de lo que Dios nos da a manos llenas.