
El liderazgo como servicio
Entrega decidida a los demás
La naturaleza nos enseña la importancia de dar y recibir; si uno da también
recibe. Las lagunas les entregan agua a los ríos, los ríos al mar, el mar a las nubes, y finalmente, el agua regresa a las lagunas en forma de lluvia. En este sistema el recurso que se entrega y se moviliza es el agua; en el servicio lo que se entrega y moviliza es el amor. El servicio es bueno para la salud. Hay estudios que demuestran que cuando damos amor y ayudamos de alguna manera a los demás, ciertas sustancias hacen que las células se regeneren con fuerza vital.
El liderazgo moderno ha evolucionado hacia un liderazgo participativo en el que el enfoque principal está en cumplir una misión, dejar una marca distintiva y motivar y entusiasmar a los seguidores. El líder deja de ser el centro, aleja su ego y piensa en las necesidades de crecimiento y desarrollo de su gente y la ayuda a lograr sus objetivos. Este liderazgo obtiene el poder del respeto, la gratitud y admiración de los seguidores, lo que genera un verdadero compromiso a largo plazo.
Asociado a esto, hoy se requiere la humildad del líder. Cuando un líder es
soberbio se preocupa más por alabarse que por escuchar a quienes tiene a su lado, con lo que pierde una fuente valiosa de retroalimentación y se aleja de su realidad. La humildad lo mantiene en su eje y en el camino hacia cumplir su misión.

