El juego: una aventura de aprendizaje
Por Fabian Valiño
¡Cuántas veces hemos jugado a la escoba del 15! Un hobby divertido que también ayuda a los niños en sus primeros pasos de acción. Es ideal para hacer cálculos mentales de sumas y asignar valores (el rey de la baraja española tiene un 12 pero en el juego vale 10 puntos).
¿Por qué la escoba del 15? ¿No podríamos jugar a otras escobas? Esta es sin duda, una pregunta interesante para que los niños al jugar hagan un sólido trabajo matemático. ¿Podríamos jugar a la escoba del 9? La respuesta es no, pues nos quedaríamos con cartas en la mano como los reyes que nunca podríamos descartar. ¿Cuál es la menor escoba a la que podemos jugar? En virtud de lo dicho que la de 11 es la menor escoba para poder jugar. ¿Y la mayor? Aquí se presenta una lío. ¿Jugamos o juntamos cartas? Sería muy aburrido jugar a la escoba de 40. ¿Qué aburrido sería contar hasta 40 con las cartas?
Un modo de saber si jugamos bien a la escoba del 15 (sin hacer trampas) es ver la suma de las cartas que quedan en la mesa. Jugamos bien si la suma es un múltiplo de 5. ¿Qué restos deberían quedar en la mesa cuando uno juega a otras escobas para saber que el juego fue “limpio”? ¿Existe alguna escoba segura que después de jugarla jamás queden cartas en la mesa? (Dejamos al lector que juegue un rato con los niños de la familia para contestarla)
Y para los no tan niños… existen cambios curiosos para la escoba. Cuando los chicos comienzan a aprender los números negativos, la escoba del 0 puede facilitar mucho la comprensión del contenido. Asigne a las cartas de espadas y de bastos un número negativo (el dos de espada será menos dos, el rey de bastos será menos diez) y las cartas de copas y oros un número positivo. La escoba permite levantar un dos de espada y un tres de bastos con un cinco de copas ( – 3 – 2 + 5 = 0). Sencillo, no?
La matemática no es aburrida. La escoba es divertida y precisa paciencia y curiosidad para ser jugada con rigor Hay muchos libros con acertijos matemáticos.