El ayuno saludable
San Juan Crisóstomo (+407)
¡Qué significativas son las advertencias de los Santos Padres! Ello han dado forma a la tradición católica y nos han transmitido el espíritu de la primitiva comunidad cristiana. Sus palabras nos enseñan verdades a veces duras, pero verdades al fin. Y lo que dicen a los creyentes lo practicaron ellos mismos. Por eso, conviene prestar atención a estos santos cuya misión fue transmitir la fe pura y sin mancha. Este Padre de la Iglesia añade la “crueldad”, un pecado capital nuevo a la famosa lista de los siete: soberbia, ira, gula, avaricia, lujuria, pereza, envidia. Para Crisóstomo la crueldad es el maltrato al pobre, al necesitado, al anciano solo. En una época en que se ha “deshumanizado” el trato por parte de los profesionales y de mucha gente, es importante sentir estas palabras.
Oigamos lo que nos dice Juan Crisóstomo sobre la unidad de ayuno y limosna:
“Si ayunas sin dar limosna, tu acción no se considera ayuno, sino que eres peor que un glotón o un borracho. Y eres peor que éstos, porque la crueldad es un pecado peor y más grave que la gula.
¿Y qué digo el ayuno? Aunque vivas castamente, aunque conserves la virginidad, quedarás fuera de la cámara nupcial si no practicas la limosna. ¿Qué hay comparable a la virginidad, que por su excelencia no cae bajo la Ley ni aun en el Nuevo Testamento? Sin embargo, se la rechaza si no viene acompañada por la limosna”.
Comentario al Evangelio de Mateo, Homilía 77, n. 6;
En la patrología Griega editada por Migne, tomo 58, col. 710
Y ahora nos da la razón última de sus advertencias: estamos en la tierra para hacer el bien a los demás.
“Ningún acto de virtud puede ser grande, cuando de él no se sigue también beneficio para los otros (…) Así, pues, por más que te pases el día en ayunas, por más que duermas sobre el duro suelo, y comas cenizas, y suspires continuamente, si no haces el bien a otros, no haces nada grande”.
Homilía sobre la Primera Carta a los Corintios, 25, 3
En la Patrología Griega editada por Migne, tomo 51, col. 208