Catequesis

Domingo de Ramos

No sé si ustedes han visto los árboles de olivo. Hay muchos en las colinas de Cosenza (Italia), o también en la provincia de San Juan. No son muy altos, si bien pueden llegar a ser gordos. Los que están en el Monte de los Olivos son muy gruesos y con raíces que rodean al tronco, aunque no muy altos.

Según una leyenda antigua esto tiene una razón. Hoy vemos a los chicos vender los ramitos de olivo en las cercanías de las Iglesias, en este Domingo de Ramos. En la ciudad es más difícil, pues ya no hay casonas con jardines en los cuales además de flores hay algunos frutales y un olivo. La gente urbana no plantaba el olivo por las aceitunas, sino porque era el árbol de donde se sacan los ramos para el Domingo de la Pasión. ¿Por qué los olivos no son altos?

La leyenda dice que los maderos de la cruz estaban hechos de olivo, y que eran del corazón del olivo, que desde entonces quedaron los olivos sin madera fuerte en su centro, en su corazón. Más aún, dice la leyenda que Jesús milagrosamente hizo que los olivos quedasen bajos para que nunca más de ellos se pudieran hacer cruces para crucificar. Además Jesús les prometió que los dejaba bajos para que duraran siglos, porque de ellos se había sacado el Ara de la Cruz, el árbol inmortal cuyo fruto es la Redención humana. De hecho los olivos de Jerusalén son antiquísimos y los que yo conozco ya existían cuando era un niño pequeño en 1940.

¡Levantemos los Ramos y recibamos la Bendición amorosa de Jesús!

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