Catequesis

Dios nos ama y sana nuestro corazón

Un padre que ama sabe reprender y corregir a sus hijos, para que ellos crezcan en la verdadera libertad. Eso hace Dios con nosotros. ¿Qué quiere Dios de nosotros? Que no seamos tibios, que seamos fervorosos, que nos arrepintamos de la mala vida y , empecemos de nuevo.

Entonces Dios nos invita a comer con Él. Eso hace Jesús con la multitud: le da de comer como signo de su amor y de su ternura. Hace un milagro estupendo que deja a todos pasmados.

Sin embargo, Jesús no engaña a la gente. El hace milagros porque ama la gente. Pero no basta con recibir un milagro, se necesita seguir a Jesús, dejar el egoísmo, aceptar las pruebas de cada día.

Eso significa que cada uno tiene que dedicarse a su alma, a su vida interior. La sociedad nos lleva a lo exterior: al culto de la estética, a la gimnasia, al baile, al televisor, a vivir preocupados por las cosas. Jesús quiere que vivamos preocupados de la gente, de los enfermos, de los solitarios, de los que sufren. El amor verdadero consiste precisamente en aceptarnos como somos y aceptar a los demás como son, ayudar, cuidar.

Cuando venimos a la comunidad sentimos en el fondo del alma, todo el amor que Dios nos tiene. Y sentimos como por medio de Jesús, de su Madre la Virgen pura, del Arcángel Gabriel, Dios nos sana desde adentro. Necesitamos irnos serenos, amados, como si comenzáramos una nueva vida. Y en esa nueva vida no hay que tener vergüenza de decir: Gracias Ángel Gabriel que nos trajiste a Jesús.

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