Día del arte y la religión
La sociedad actual se caracteriza por dos elementos nuevos que no existían hace treinta o más años. Uno, es el auge de los aniversarios cronológicos. Otro, son los «días» dedicados a grandes temas, profesiones, personas, realidades. Entre estos días sobresalen el día de la madre y el día del amigo.
Este año, por primera vez, se celebra el «día del arte y la religión» el 23 de septiembre.
Se trata de un día especial para dos realidades profundamente humanas, vinculadas al corazón, que la sociedad de consumo intenta marginar. El arte – el de los grandes genios y también el de los simples artesanos indígenas – es una de las actividades más nobles del espíritu humano, dejada al margen cuando no es causa de lucro. La religión – todas y cada una – intenta unir la persona humana a Dios, dejado de lado por el olvido de los preceptos morales.
¿Y qué se hace en el día del arte y la religión? ¿Cómo se celebra? Lo mismo que el día de la madre y del amigo: con flores, saludos, reuniones, comidas, tarjetas, encuentros ecuménicos, recuerdos. Entre esas memorias, conviene saber que el 23 de septiembre fue elegido por ser el aniversario de la muerte del Dr. Ricardo Gutiérrez, eminente médico argentino que supo unir la poesía, la ciencia y la tolerancia que brota del hombre religioso auténtico.
¿Cuál es el objetivo último de este «día»? En un mundo, en donde la globalización económica no puede unir a la gente, porque ha aumentado la brecha entre ricos y pobres, necesitamos la belleza, el diálogo y el respeto que tienen más capacidad unitiva que el dinero.