Catequesis

Del corazón abierto de Cristo nació la Iglesia

Unánimes los Santos Padres y los Concilios

El Espíritu Santo se manifiesta aquí en dos hechos físicos

En el relato de la muerte de Jesús hay dos hechos que son más grandes que los detalles aparentes. El primer hecho es que a Jesús “no le quebraron los huesos”. Se ha cumplido la Escritura sobre esto, porque al Cordero de la Pascua no había que romperle los huesos y porque Juan el Bautista cuando ve a Jesús dice” Ese es el Cordero de Dios que quiera el pecado del mundo. Este primer hecho dice de modo oculto que la muerte de Jesús es un acto de expiación y redención. Jesús paga por nuestros pecados y nos llama a cambiar de vida.

Contemplamos el agua y la sangre

El agua y la sangre son símbolos de la vida eterna, es decir, de la vida que Jesús tiene en su alma y entrega a los demás. Cuando Jesús resucitado se aparece a sus discípulos les muestra sus manos y su corazón atravesado por la lancea. Ese acto de contemplar el corazón de su cuerpo muerto y resucitado llega a lo hondo del alma de sus discípulos, incluso a nosotros. Por que Jesús resucitó glorioso pero con las marcas de sus heridas. La muerte y la resurrección de Jesús nos dan la vida. Así empieza la larga historia de los cristianos que meditamos sobre el Corazón de Jesús.

El Corazón de Jesús muestra un doble amor

Venerar el Corazón de Jesús en cada casa es de gran valor. Por que el Corazón es un símbolo doble: muestra el amor de Jesús en cuanto hombre y en cuanto Dios. Por eso, esta devoción es tan profunda, por que el amor de Jesús es humano y divino a la vez. Haremos bien en recuperar esta devoción católica que movió a tantas personas a lo largo de los siglos.

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