Catequesis

“Darás a luz a uno que es Anciano”

Concebirás a uno que será grande

¿Por qué la Iglesia a lo largo de los siglos representó a Dios como un anciano?

En la historia del art sacro el Padre eterno es pintado como un anciano y como una mano que señala la tierra y sale de una nube. Y desde el s. XII el Padre se representó como Anciano en las pinturas de la S. Trinidad. Otras veces se lo presenta como un Anciano de cuyo pecho salen rayos de luz hacia el Hijo recién nacido. O en las figuras del bautismo de Jesús, la voz del Padre es remplazada por la figura de una Anciano (Mateo 3:17). Existe una tableta de marfil del año 400 en la cual aparece la Mano de Dios cuando Jesús asciende al Cielo. La Mano de Dios es un símbolo de protección.

En el libro de Daniel 7:9 se lee: Miré hasta que se sentó el Anciano de los Días, con un vestido como nieve y el cabello como lana blanca…. Y sigue: Se acercó al Anciano de los Días un Hijo de hombre entre las nubes (7:13). El los dos textos aparece una figura misteriosa, un Anciano de los Días, que la Iglesia siempre vio como el Padre, la primera persona de la S. Trinidad. Y el Hijo del hombre alude a Jesucristo. Son dos personas distintas representadas de modo distinto.

En un texto antiquísimo llamado “Constituciones apostólicas” se presenta a Dios como el Anciano de los Días y a Jesús como el Rey que viene a traer la salvación. San Agustín fue favorable a representar al Padre como al Anciano de los Días que entregaba al Hijo el principado, la gloria y el poder. También San Jerónimo comentando al profeta Daniel (cap. 7). identifica al Padre con el Anciano.

Recién en 1690 el papa Alejandro VIII condenó a los jansenistas y declaró: Es lícito al cristiano colocar en el templo la imagen de Dios Padre sentado.

Por eso, el Hijo que concibe María no es sólo “grande: como en casi todas las traducciones, sino Anciano, o sea un modo de decir que su naturaleza es divina y humana. No es un mero hombre, sino Dios que se hace hombre. Hay argumentos bíblicos, patrísticos y magisteriales que permiten representar al Padre como si fuera un hombre Anciano, aunque el único de la Trinidad que se hace hombre es el Hijo. Por eso, el texto de Lucas indica la naturaleza divina de Jesús, al principio mismo del Evangelio.

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