Liturgia

Conocer la humilde luz de Belén

El amor de Dios no soporta ver a los hombres que mueren sin poder llegar a la felicidad. Por eso, envía a su Hijo que se hace hombre y nace en el humilde pesebre de Belén. María lo recuesta en un comedero de los animales.

La verdad de la Encarnación es la primera de nuestra Fe: el amor de Dios no soporta ver al hombre que muere. Quiere darnos una vida sin final. Dios quiere arrepentimiento para dar salvación. Dios es el origen de la vida y el amor.

Entrar en el Misterio de Navidad es aceptar que el dolor, la pobreza y la muerte son parte de la vida en este mundo. Desde el comedero de animales Jesús muestra el amor de Dios que nos lleva a la Otra vida.

Nadie puede distinguir la luz de las tinieblas, hasta que no conoce la luz. Antes que la consciencia sea iluminada, todo parece normal, incluso lo malo. Porque estamos en la oscuridad.

Sólo Jesús que es la luz nos  hace comprender que el modo de entender la vida mortal es loca. Por  eso, cuando alguien entra en la Luz ve sus errores y esta vision es un llamado al arrepentimiento. En cambio, quien está lleno de maldad, rechaza la luz y abraza la tiniebla: la condena es inevitable. Quienes tienen Fe se llenan de la humilde Luz de Belén y van hacia la Luz definitiva!

Un comentario

  • RUBÉN BRES

    La corrupción mata. No se puede vivir ajeno a lo malo con los brazos cruzados. Tampoco se puede ser misericordioso con quienes a costa del dinero dejan morir gente, fomentan la desigualdad y promueven una escuela de ignorantes. Dios es la luz y para que el mundo no viva en tinieblas deben existir aún personas, que seguramente sufrirán, que se la jueguen para defender sus valores y convicciones. No es odio es justicia, y la justicia no se negocia.

    Rubén Bres

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