¿Cómo superamos el olvido?
ÍNDICE
El Hijo nunca está solo
Cuando no estamos conectados con Jesús, no tenemos la capacidad de guardar su Palabra. El inicio del conocimiento es amar a Jesús y guardar su Palabra. Después de ese inicio se desarrolla un proceso interior. Y en ese proceso, el Padre y el Hijo vienen a habitar a nuestra alma.
Conocer el amor tiene dos caminos
Guardar la Palabra de Jesús equivale a guardar la Palabra del Padre, porque el Hijo nunca habla por su cuenta. El Hijo dice lo que oye en su intimidad con el Padre. Por eso, conocemos a Jesús de dos modos: primero Jesús muestra a sus discípulos el amor del Padre, y luego, les muestra que ese amor del Padre habita en sus almas.
El regreso de Jesús al Padre, prepara la venida del Espíritu Santo.
Jesús prepara a sus discípulos para su muerte y su regreso al Padre. Esa preparación la hace anunciando a sus discípulos que el Padre enviará al Espíritu Santo en su nombre. Así los discípulos nunca estarán separados de Jesús, porque el Espíritu Santo les hace revivir todo lo que Jesús hizo y dijo. El Espíritu Santo impide lo más frecuente entre los humanos: el OLVIDO. Cuánto Jesús mostró, el Espíritu Santo lo enseña otra vez.
Jesús deja un regalo antes de morir
La herencia de Jesús a sus discípulos no son bienes materiales. El nos deja su Paz. No la paz del mundo que varía según las circunstancias. Por eso temblamos y vacilamos ante las guerras y las epidemias provocadas. La paz de Jesús trae la convicción de que nada ni nadie puede separarnos del amor de Dios.
¿Qué significa ese regalo de la Paz de Jesús?
Al dejarnos su Paz, Jesús nos muestra el amor de Dios que no nos abandona y nos manda restaurar la paz entre los humanos. La Paz que Jesús quiere es que restauremos las relaciones con los demás. Cuando restablecemos la relación con los demás, la muerte ya no es una pérdida, sino un viaje para estar cerca de Dios. Esa es la herencia que nos consuela: no perdemos a los otros, los guarda el Padre hasta que Jesús vuelva a buscarnos.