¿Cómo ser político sin ser políticos?
ÍNDICE
El desorden exterior manifiesta el desorden del alma
¿Cuál es la vida real?
Crecí con la idea de que a la Iglesia se iba para encontrar Doctrina sagrada, moral y compañía. Ahora muchos católicos van a la Iglesia para un sermoncito (algunos no lo aceptan tampoco) y después se van para vivir su vida real en el mundo.
La verdadera Fe en Jesucristo nos saca de nuestro egoísmo y de querer vivir del pasado. La fe verdadera nos enseña que hay que vivir en el orden moral revelado por Dios en la Biblia y transmitido por la Iglesia por siglos a través de modelos de Fe.
¿Podemos hacer política?
La “política” no la hacen los políticos. Ellos usan el poder y manipulan a la gente. La política la hacemos todos poniendo orden en nuestra vida: en la ciudad, la comunidad y la familia, pensando cual es el tipo de vida buena que queremos para familia y sociedad.
Cuando venimos a la iglesia y nos unimos a la comunidad católica, dejando las nostalgias del pasado, tenemos mucho poder, pues no seguimos la corriente. Cuando rezamos, cantamos, nos saludamos, nos esperamos, difundimos el boletín y el periódico doctrinal, estamos creando una vida mejor, que ningún gobierno puede lograr. Al crear un modo de vivir mejor, según la moral cristiana, podremos algún día, tener un sistema social y político mejor. Y no seguiremos la corriente del populismo destructivo en el que se vive (tv, celulares, boliches, monarquía). Esa falsa ideología abandonó la razón, perdió la memoria y la Tradición.
Dios escribe derecho con líneas torcidas
Cuando los católicos (y cristianos) no cambiamos al mundo, el mundo nos cambia a nosotros. El desorden exterior manifiesta el desorden del alma. Así entendemos lo que está sucediendo en un país improductivo. Ordenar al alma significa trabajar para producir y que terminen los subsidios y tantos empleos estatales. Eso nos permite abrazar el Bien y evitar la incomunicación y la división del país. No conocemos exactamente el Plan de Dios, pero el Padrenuestro nos da una pista: Que se haga en la tierra la voluntad de Dios, como se hace en el Cielo.
Dr.Osvaldo Santagada