Cantemos y oremos
Cuando se habla de una casa departamento, heladera, bicicleta, linterna o cualquier elemento de uso común, enseguida sabemos de qué se habla. Pero si se nos ofrece una «Antología de cantos religiosos», no tenemos una idea clara de qué se trata, pues es fácil confundirla con un «cancionero» y hace más de veinte años que no existen cancioneros con música y letra en nuestro país. Además, aunque algunas comunidades parroquiales y escolares tienen colección de letras de cantos, o casetes, en nuestra Iglesia no existe la cultura de cantar con cancioneros que tengan las melodías de los cánticos, estribillos y antífonas.
El Episcopado argentino en 1957 intentó iniciar un nuevo proceso cultural con el cancionero «Gloria al Señor», que luego en 1980 tuvo una continuación en «Gloria al Señor II». También algunas editoriales quisieron proponer cancioneros con música y letras en fichas como «Mensaje», «Cantemos hermanos». La experiencia de esos intentos no pudo ser continuada.
Eso no significa que no haya producción de nuevos cantos: hay una abundante creación. Pero hay que comprobar que las comunidades cantan casi siempre los mismos cánticos, y el aburrimiento ya dejando sentir su aspecto mortal. Me pareció necesario poner a disposición de las comunidades cristianas una Antología con los cantos que sabía yo bien que estaban enraizados en la conciencia católica o que habían sido aprobados por el uso. La única satisfacción que puede tener un compositor de melodías o letras de cánticos religiosos es saber que su canto ha gustado al Pueblo de Dios. El servicio de estos compositores y autores es capital, para que la fe pueda ser expresada en la forma más simple y rotunda que existe: el canto de la multitud creyente. En el canto entusiasta, el pueblo que tiene fe encuentra una fuente de alivio a sus adversidades y de esperanza de vida. Mediante los cantos podemos manifestar nuestros lamentos y victorias.
La antología «CANTAR y ORAR» no pretende suplantar los cancioneros existentes con música o letra sola. Considero que es un medio eficaz para promover el canto en las comunidades, colegios y movimientos. Las agrupaciones corales necesitan, sin duda, una Antología como la presente.
Es, asimismo, un instrumento oportuno para los retiros espirituales. campamentos, jornadas, reuniones y grupos de oración. Las comunidades religiosas tienen aquí un material de calidad, ya que hay que tener algún libro que contenga lo mejor de todos los cancioneros, y ejemplos de los autores principales de la Argentina. Los cantos de esta Antologia brindan una ayuda esperada por comunidades parroquiales, religiosas y escolares, asi como instituciones dedicadas a la música y al canto. El trabajo penoso que exige una edición como esta. asusta a los más capaces. El miedo al fracaso, aleja a todos los demás. La Antología es, entonces, una aventura emprendida en la fe. Ponemos nuestra esperanza en Jesucristo, a quien alabamos por su victoria de Pascua y a El confiamos la ingente tarea de preparación, que ha culminado en esta obra.